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La pelea en Sala D de la Cámara Civil suma un nuevo capítulo y está lejos de terminar

Por Rafael Saralegui.-

La pelea en la que se enfrentan los integrantes de la Sala D de la Cámara Civil está lejos de enfriarse. El entredicho viene de años y con cada causa que pasa por allí la conflictiva situación parece agravarse. Quienes conocen el funcionamiento del tribunal sostienen que lo más grave de la disputa entre los camaristas es que los expedientes se retrasan, se paralizan, y quienes se perjudican son los litigantes que esperan recibir justicia.

Los contendientes son las juezas Ana María Brilla de Serrat y Patricia Barbieri, quienes muchas veces votan juntas y habitualmente se enfrentan con Diego Carlos Sánchez, el tercer integrante del tribunal, un abogado de carrera que llegó a la Justicia nacional hace unos años. Una causa en la que se debía resolver si continuaba vigente un régimen de visitas, provocó un nuevo incidente.

El conflicto entre los jueces viene de hace años.

El conflicto entre los tres jueces viene de hace años.

Las dos juezas fueron denunciadas por los abogados Maximiliano Rusconi y Reinaldo Vanossi por el presunto delito de prevaricato en la causa en cuestión. También hicieron una presentación ante el Consejo de la Magistratura.

En esa causa la madre de dos chicos había pedido que se prohibiera a su ex pareja visitar a sus hijos con el argumento de podrían correr alguna clase de riesgo. Las juezas dispusieron que las visitas del padre, que se realizaban en la casa de su ex mujer, una hora una vez por semana, se realizaran en presencia de una psicóloga y de una asistente social, para determinar si había alguna clase de peligro para los menores.

Las dos expertas designadas por el tribunal consideraron que no había riesgos para los niños y que el vínculo con el padre era necesario para los chicos. La defensora oficial se pronunció también por mantener el régimen de visitas vigente hasta ese momento, ya que no advertía situaciones riesgosas para los dos niños.

Tras esa resolución las dos juezas fueron recusadas y denunciadas por los abogados de la mujer, por lo que no tuvieron más intervención en el caso. El camarista Sánchez pidió el expediente para su estudio.

En rigor, quienes conocen el funcionamiento del tribunal aseguran que ese expediente es uno más de los tantos que ha enfrentado a los tres camaristas. Recuerdan que Sánchez tiene varias denuncias presentadas ante el Consejo de la Magistratura, que se encuentran en avanzado estado de trámite.

En la última reunión de la Comisión de Disciplina de ese organismo, realizada el 26 de septiembre, el titular del Consejo de la Magistratura, Mario Fera, propuso que se le diera curso inmediato al trámite iniciado contra el juez Sánchez, pero su propuesta no reunió los votos necesarios.

En la Cámara Civil sostienen que Sánchez tiene más de 50 causas acumuladas en su oficina y que se demora meses en emitir su voto, lo que provoca la frustración de los demandantes porque las sentencias no salen. Añaden que no concurre habitualmente a su despacho, que se encuentra permanentemente cerrado con llave, por lo que la rutina del tribunal se resiente en su normal funcionamiento.

Según las fuentes consultadas, es habitual que Sánchez salga de viaje fuera de las fechas de las ferias de invierno y verano, por motivos particulares, pese a no contar con la autorización de sus superiores. Pero lo que más preocupa es el trato despectivo hacia sus colegas de sala, a quienes descalifica con agravios e insultos en los escritos en trámite. Una situación que carece de antecedentes en la Justicia argentina y que aún está lejos de resolverse.


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