| Crudo dictamen de Alberto Föhrig

«Resulta casi un chiste que algunos intendentes digan que luchan contra el narcotráfico»

El experto advierte que el narcotráfico puede estar detrás del financiamiento de miles de campañas durante el 2015. El crecimiento del fenómeno y qué hacer para frenarlo.

Föhrig sostiene que creció el narcotráfico en la Argentina.

Föhrig sostiene que creció el narcotráfico en la Argentina.

Por Javier Sinay

“La Argentina tiene antecedentes de financiamiento de campañas presidenciales por parte del narcotráfico, y desde que esto ocurrió, no ha cambiado el control al financiamiento de la actividad política ni tampoco se ha sancionado a las personas o grupos que recibieron aquel financiamiento”, dice Alberto Föhrig. “Por eso lo obvio es que ese tipo de financiamiento se repita en 2015”. Föhrig es abogado y profesor de Ciencia Política en la Universidad de San Andrés. Tiene una maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, realizó un post-doctorado en las universidades de Yale y Harvard, y es candidato a Doctor en Ciencia Política de la Universidad de Oxford. En sus investigaciones examina el área gris donde política y narcotráfico se funden espuriamente.

– ¿Está expandido el financiamiento que hace el narcotráfico sobre la política argentina?

– No. No hay que generalizar. Hay un crecimiento sostenido de la actividad de grupos de narcotráfico en la Argentina y esto, por goteo, llega también al sistema político. Esto no sólo abarca la categoría presidencial, sino muchas otras. Un ejemplo: la provincia de Buenos Aires es el principal distrito político del país y no tiene ley del financiamiento de la actividad política, entonces resulta casi un chiste que algunos intendentes se llenen la boca diciendo que luchan contra el narcotráfico. No se trata sólo de la categoría de presidente o de la de gobernadores, sino que también hay intendentes, diputados provinciales y concejales. Miles de cargos públicos, si no hay políticas y controles adecuados para controlar como se financian, podrían correr el riesgo de contaminarse con financiamiento del narcotráfico.

– ¿Hay proyectos viables para luchar contra el narcotráfico en la Argentina?

– Por supuesto. Está la impresión de que este es un tobogán que sólo baja y que por lo tanto la situación va a empeorar. Si no se hace nada, obviamente que va a empeorar, pero la Argentina tiene una situación mejor a la de muchos otros países de América Latina. No se debe sacar la conclusión de que no se puede hacer nada. Todo lo contrario: hay mucho por hacer ahora, a costo relativamente bajo en lo económico, en lo político y en términos de vidas humanas. Pero no se está haciendo. La ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, es una ciudad muy rica, que tiene el producto bruto geográfico número 13 en el mundo. Es un lugar absolutamente privilegiado en términos de recursos, donde en los últimos diez años el presupuesto per cápita ha credido 2,3 veces, o sea que n sólo se trata de un lugar rico, sino que además sus recursos públicos se han expandido de una manera formidable. Pero ninguna de las otras 12 ciudades que están por delante tiene la situación desastrosa de barrios de emergencia de Buenos Aires. ¿Eso se podría solucionar con los recursos que hay? Sí. ¿Se hizo? No. ¿El resultado? En los últimos tres años el nivel de homicidios en Buenos Aires viene creciendo aproximadamente el 10 por ciento, por año. Eso es inconcebible. Si no hay políticas serias de urbanización, de densificación del Estado, de presencia del Estado no sólo como policía o castigo, sino fundamentalmente en materia social y cultural, pasa esto. Es inconcebible que Buenos Aires tenga hoy 23 barrios de emergencia y no hay que ser un entendido en la materia para darse cuenta de que si uno no trabaja sobre estas cosas, las consecuencias vienen. En cuatro barrios de emergencia (la villa 31, la villa 1-11-14, la villa 21-24 y la villa 20) tiene lugar el 36 por ciento de los homicidios de la ciudad de Buenos Aires. Si uno tiene esos datos y no hace nada, no debe esperar después soluciones mágicas de tanques y militares. La solución pasa por la prudencia y las políticas públicas sostenidas a lo largo del tiempo.

– ¿Cómo se puede afirmar que el narcotráfico ha crecido realmente en nuestro país?

– Hay tres indicadores. El primero es el de las incautaciones. Entre 2005 y 2010, en nuestro país, las incautaciones de cocaína crecieron en un 638 por ciento. El segundo es el del consumo interno de cocaína. A principios de la década del 2000 era del 1,2 por ciento de la población y se fue al 2,9: un crecimiento del casi 150 por ciento para la población de entre 15 y 64 años. El último indicador es el de la presencia de laboratorios. La Argentina es el segundo país del mundo con mayor cantidad de laboratorios, fuera de los países productores de coca: entre 2000 y 2009 se detectaron 159. A eso se suma algo muy grave: la Argentina ya no está en el mapa del narcotráfico sólo por estar en la ruta de la exportación o por el consumo y la elaboración de cocaína, sino que además lo hace por el absoluto desmanejo y la complicidad estatal en el tema de la efedrina, lo que sitúa al país en el mapa mundial de las drogas sintéticas, triangulando precursores químicos y elaborándolas en el territorio.

– La semana pasada, el juez Eugenio Zaffaroni dijo que la cocaína mata más por su prohibición que por su sobredosis. ¿Qué consecuencias traería su despenalización?

– Yo formo parte de un colectivo de gente que se dedica a trabajar estos temas, que se llama Grupo de los Quince, que firmó un documento donde se sostiene que hay que avanzar hacia una regulación modulada de las drogas. Esto quiere decir que algunas drogas son más fáciles de regular que otras, por lo que hay que analizar cada droga en particular.

– ¿Es la marihuana un caso más sencillo?

– Sí. Es el caso más obvio, donde el avance hacia la regulación por parte del Estado y su progresiva legalización se está dando en muchísimos lugares del mundo. En la Argentina, el 53 por ciento de los consumidores regulares de droga consume marihuana, por lo tanto al regular su consumo se eliminaría la mitad del problema. Mi humilde discrepancia con el razonamiento de Eugenio Zaffaroni pasa por el problema central de las muertes y de la violencia en la Argentina no tiene que ver sólo con la cocaína, sino con la criminalidad organizada, que en este momento tiene mucho peso en el mercado ilegal de la cocaína. Pero eliminando el problema de la cocaína no se elimina el de la criminalidad organizada, por lo tanto puede haber altos niveles de violencia a pesar de que ya no haya más cocaína en el mercado. Hay que ser cuidadoso a la hora de asociar el mercado de la cocaína con el problema de violencia que tiene la Argentina por la criminalidad organizada. El de la cocaína es un mercado muy lucrativo, pero no es el único. Hay que tener políticas serias de confrontación con la criminalidad organizada y con su gran cantidad de rubros.

– ¿Qué opina de que Elisa Carrió haya dicho que con Sergio Massa se viene el Estado narco?

– Yo por lo general no hago ese tipo de afirmaciones. Me dedico a la investigación y trabajo con datos. Cuando no tengo corroboración, no hago acusaciones de índole personal, así que no puedo afirmar ni contradecir la opinión de la señora Carrió.

– ¿Pero no le llama la atención que el tema esté planteado de un modo tan abierto entre dos candidatos?

– Eso es un tema vinculado a las estrategias de campaña de cada uno. Sobre ese tema no tengo mucho para decir.

– ¿Las experiencias de México y Colombia le sirven a la Argentina?

– Sí. A mí me gusta usar el ejemplo de las series: Colombia y México están en la octava temporada de una serie que Argentina transita en su primera temporada. Si no se hace algo rápido, la octava temporada llega inexorablemente.