| La fiscal sigue con el expediente

Porqué Palmaghini, Arroyo Salgado y Fein se pelean por la causa Nisman

La fiscal sigue a cargo del caso, pese al pedido de la ex mujer del fiscal para que fuera apartada. La investigación está empantanada y los tironeos no ayudan.

Nisman con su amiga modelo en Cancún.

Nisman con su amiga modelo en Cancún.

Por Rafael Saralegui

El expediente de la investigación por la muerte del fiscal Alberto Nisman está empantanado, mientras las tres mujeres que se disputan la causa, libran una lucha sorda pero persistente por controlar el curso de la pesquisa. Y la verdad de lo ocurrido en el departamento de Puerto Madero, se encuentra aún muy lejos, al cumplirse dos meses de su fallecimiento.

Esta tarde la jueza de instrucción Fabiana Palmaghini no hizo lugar al pedido de la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, querellante en el sumario en representación de sus dos hijas, de sacar la investigación de la responsabilidad de la fiscal Vivian Fein, quien metió un par de veces la pata, quizás, por obrar de buena fe.

Este lunes Arroyo Salgado presentó un escrito para pedirle a Palmaghini a tomara el control de la investigación al considerar que Fein obra mal y tarde. La ex mujer de Nisman está convencida de que el fiscal fue asesinado y cree que Fein están encaminado a tratar de probar que se trató de un suicidio: inducido o por decisión propia. Pero Palmaghini no desairó a Fein y rechazó el planteo de Arroyo Salgado.

La semana pasada, Fein y Arroyo Salgado discutieron en forma pública, a través de las radios por el famoso Punto 12 del informe elaborado por los peritos contratados por Arroyo Salgado. Referido cómo habría sido la muerte, según sus expertos. Fein dijo que no sabía nada de eso y Arroyo le retrucó que no mintiera. En rigor, Fein dijo que había dicho eso a pedido de Arroyo Salgado, que la dejó pagando.

Le pasó por confiar en su colega, justamente ella que desconfió de los ofrecimientos de más personal y de otros fiscales, por temor a que le digiten la investigación. Arroyo Salgado tiene en la mira a Diego Lagomarsino, el técnico en informática que trabajaba en la UFI AMIA. Dijo que tenía con Nisman una cuenta en un banco de Nueva York. El abogado de Lagomarsino, Maximiliano Rusconi, dijo que su cliente no había dado ese dato para no lesionar la intimidad de Nisman. Pero como ahora había sido la propia Arroyo Salgado la que había revelado la novedad se consideraba liberado de ese compromiso. Y dijo que las cosas que puede decir Lagomarsino no van a dejar bien parado al fiscal Nisman. Este ya le había dicho a su hija mayor: “van a decir muchas cosas malas de mí”. La profecía está punto de cumplirse.

Justamente, para resguardar la intimidad de Nisman Arroyo Salgado pidió la semana pasada que se interrumpiera el peritaje de la computadora de Nisman y de sus otros artículos electrónicos secuestrados en su departamento del piso 13. Un trabajo que se había demorado por su demora en su designar a sus peritos. La muerte de Nisman, más allá de las connotaciones políticas, intereses cruzados y operaciones encubiertas, debe ser investigada como cualquier otra muerte. Cualquier detective de homicidios sabe que la pesquisa de un crimen debe arrancar por el círculo más cercano de la víctima (parientes, novias, familiares) y extenderse en círculos hacia los vínculos más lejanos. Y si se trata de un suicidio se debe investigar su vida en todos sus aspectos para tratar de entender una decisión que desde afuera parece inentendible.

 


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