El caso de Nahir Galarza, la joven de 19 años acusada de haber matado a su novio de 20, Fernando Pastorizzo, de 20 en la ciudad de Gualeguaychú, el 29 de diciembre de dos disparos, con la pistola de su padre policía, genera la atracción de medios y redes sociales porque rinde en términos de audiencia, aunque se trata de un crimen sin misterio por resolver.
Galarza declaró dos veces por la muerte de su novio y aunque sus testimonios fueron diferentes, no cambió el fondo de la cuestión: que él tenía la pistola en sus manos cuando salieron los dos disparos que impactaron en el cuerpo de Fernando: en la espalda y en el torso. Por delante y por detrás.
Parece una obviedad, pero es necesario repetirlo. El imputado de cualquier delito, cuando presta declaración indagatoria no tiene la obligación de decir la verdad. Es decir, puede mentir sin que eso signifique un agravante en su condición. Claro que los jueces, llegado el caso, pueden considerar de otra manera, a la hora de la sentencia, a un acusado que colabora con los jueces y muestra además algún signo de arrepentimiento.
Nada de esto parece ocurrir en el caso de Nahir. En su segunda declaración, dijo que el arma se había disparado accidentalmente dos veces. Que antes había discutido con Fernando y que el fue quien se llevó la pistola de su padre. Dijo que ella se la sacó cuando estaban en la moto y al caerse se le disparó: dos veces. Claro, una nueva declaración para eventualmente ser condenado por homicidio culposo y no doloso. Una estrategia judicial.
Claro que una cosa es lo que ocurre en los medios y otra lo que pasa en los tribunales. Galarza fue ayer a declarar con un pantalón blanco, remera del mismo tono y el pelo rubio, largo, brilloso, cepillado. Casi como una modelo angelical. No habló ante los periodistas que la esperaban en la puerta y su mirada no denotaba angustia, o tristeza.
La familia de la joven contrató a un manager de figuras mediáticas. Se supone que su trabajo es tratar de construir otra imagen de la acusado en los medios y en la sociedad, al margen de lo que digan jueces y fiscales. Fue ese manager quien distribuyó una serie de imágenes de la joven y dio a conocer un supuesto diario íntimo.
La Justicia deberá determinar si la relación de pareja se desarrolló en un ámbito de violencia de género y si esos antecedentes pueden atenuar la responsabilidad de la joven por la muerte de su novio. En esa línea se inscribe la declaración de ayer de la Nahir. Cuando se realice el juicio oral se verá.
Pero el caso alimenta el morbo público porque se trata de un hecho excepcional.
En todo el mundo el 95 por ciento de los homicidas son hombres. Las mujeres y sobretodo jóvenes,muy pocas veces son victimarias. En la mayor parte de los casos, los crímenes se producen en un caso de contexto de violencia familiar o de pareja. O cuándo han sido víctimas de una violación y matan al recién nacido, como en el caso de Romina Tejerina. O en casos de depresión post parto, estudiados en la psicología y psiquiatría, que por eso se consideran como atenuantes.