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Nisman y Cocucci en Cancún.
En poco tiempo la acción del caso Nisman cambiará de decorado. Las revelaciones de esta semana sobre el patrimonio y los gastos del fiscal aportan tela para cortar. Desde la compra de inmuebles hasta resúmenes de tarjetas de crédito que trepan hasta los 130 mil pesos mensuales.
Se veía venir: la modelo Florencia Cocucci, acompañante ocasional de viajes a Nisman, siempre contó a sus amigos el dato de que una vez Nisman le había dicho que generalmente pagaba 70 mil pesos por mes en tarjetas de crédito.
Es por eso que dentro de poco será preciso dejar de mirar a la fiscalía de Viviana Fein (que la semana pasada se alegró por la vuelta del cantante Romeo Santos al país) para apuntar al juez de la sucesión, Camilo Almeida Pons, titular del Juzgado Civil N° 99 con sede en la los tribunales de la avenida Inmigrantes.
Allí es donde se espera una pelea a todo o nada entre la jueza Sandra Arroyo Salgado y la madre del fiscal Sara Garfunkel que a las pocas horas de la muerte de su hijo fue directo a las cajas fuertes que este utilizaba incluida una cueva del microcentro. Comentario aparte: ¿Será cierto el rumor de el novio de Arroyo, Guillermo Elazar, despunto el sábado pasado en la disco Tequila? (ampliaremos).
Almeida Pons tiene la vida típica de un aristócrata. Graduado en el colegio Champagnat, con presencia invariable en torneos de polo, el año pasado se metió en la política judicil por medio de la lista Compromiso Judicial cuyo líder Leónidas Moldes logró un cargo en el Consejo de la Magistratura.
En los pasillos de Tribunales se sabe que uno de los «padrinos» de esa lista no es otro que el auditor Javier Fernández, operador todoterreno, vinculado a la SIDE y que ahora trata de amigarse con el Gobierno aunque sufre por la salida de Antonio Stiuso del organismo de inteligencia.
Ahora el «Gallego» lograría lo que no pudo en el fuero penal. Que un juez cercano intervenga en el caso. Al final nunca pudo conseguir que la causa se la quitarán a Fein para pasarsela a su amigo, el juez federal José Luis Rodríguez. En el fuero civil puede estar la respuesta a sus plegarias.
