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Lorenzetti y Borinsky acordaron frenar la lista de conjueces del Gobierno

El titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, realizó su primer movimiento con el nuevo presidente de la Cámara de Casación Penal, Mariano Borinsky: acordar que la litas de conjueces que el Gobierno giró al Senado, y que planea aprobar en sesiones extraordinarias, no  sean sorteados para subrogar las vacantes existentes en el tribunal penal más determinante del país.  Negociación que hubiera sido inviable si finalmente el juez Alejandro Slokar, que integra Justicia Legítima, asumía la presidencia.

El listado de conjueces es visto por Lorenzetti como un intento de copar la Casación con jueces cercanos a la Casa Rosada. Además el secretario de Legal y Técnica Carlos Zaninni ya le avisó que, efectivamente, esa nómina de abogados fue desplegada desde  su despacho pero que quien tuvo la palabra final sobre cada nombre fue el diputado Eduardo “Wado” De Pedro.

Borinsky debe cumplir con las expectativas de sus pares. “Mariano o agarras vos o se nos viene encima La Cámpora”, le dijo Gustavo Hornos (el presidente saliente) minutos antes de aportar el voto necesario para llevarlo a la jefatura de la Cámara. Este juez ya decidió que por ahora las subrogancias se cubrirán internamente, lo cual no le da espacio al listado que por estas horas descansa en el Senado.

Lorenzetti es la cabeza de un Poder Judicial en ebullición.

Lorenzetti es la cabeza de un Poder Judicial en ebullición.

La elección de Borinsky también lo dejo en buna posición a Julio Alak, que observa cada vez con más preocupación la avanzada de su segundo Julián Álvarez, íntima de Wado. Álvarez hizo gestiones personales por Slokar  pero en cuanto Borinsky fue electo Alak se apuró a llamarlo para felicitarlo e invitarlo a un encuentro reservado que se realizará la semana próxima.

La Casación se está rigiendo por mecanismos a veces contradictorios: durante 2013 fue uno de los espacios judiciales más politizados, pero sin embargo el presidente saliente y el que llega están muy lejos tanto de Justicia Legítima como de la Asociación de Magistrados que dirige Luis María Cabral, colega de la Casación y a quien hace tiempo prefieren ver y entender más como un político que como un juez.

Borinsky es una señal de alarma para varios funcionarios porque aseguran tener la certeza de que es un juez demasiado vinculado a la SIDE y sus estudios jurídicos. Por poner un simple ejemplo: su exempleada Debora Lichtman hace diez meses que ya tiene una oficina en el estudio de Dario Richarte, ex número dos de la SIDE durante el gobierno de Fernando De la Rúa y socio en las sombras de Javier Fernández.


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