Luego de su encuentro confesional con el Papa Bergoglio, Ricardo Lorenzetti pasa los últimos días de enero recluido en su casa de Cariló. A pesar de que allí se encuentran también importantes jueces y camaristas, el ministro de la Corte se mantien aislado, sale a correr muy temprano y sólo tiene la compañía de uno de sus hijos y de su nueva novia oriunda de su ciudad, Rafaela. Eso sí, del celular no se despega.