| El crimen del prestamista

Fueron a jugar al fútbol y después le pegó un tiro por una deuda

La Justicia le impuso la prisión preventiva a Jorge Ramón Canteros, alias Chicho, por el crimen de Eduardo José Sánchez.

Sánchez

Planeó la muerte de su amigo por la deuda que tenía. Y lo mató después haber ido juntos a jugar al fútbol. A a su familia le dijo lo contrario: que lo mató porque él le debía plata y estaba cansado de que  lo verdugueara. La Justicia le impuso la prisión preventiva a Jorge Ramón Canteros, alias Chicho, por el crimen de Eduardo José Sánchez, alias Kika, su compañero de trabajo y de los partidos de fútbol cinco en Virrey del Pino, partido de La Matanza.

“No puede perderse de vista que tal como se ha reflejado de diversas piezas que componen la pesquisa el imputado resultaba ser amigo de la víctima, y conforme se refleja de las mismas piezas valoradas párrafos antes, ha tenido como motivación una deuda monetaria que el aquí encartado debía a la víctima fallecida”, dijo el juez de Garantías Fernando Pinos Guevara al justificar la prisión preventiva, en línea con el pedido del abogado Hugo López Carribero, que representa a la familia de la víctima.

“Tal circunstancia ponderada sobre la gravedad del hecho imputado, no hace más que reflejar el claro desprecio por la vida por parte del aquí encartado, habiéndose valido de dicha conducta con el solo afán de evitar una deuda monetaria, insisto, incluso cuando detentaban una relación de amistad y confianza previa de tiempo ante”, agregó el juez.

Kika y Chicho eran amigos y compañeros de trabajo, se juntaban a ver partidos de fútbol y además iban a jugar a la pelota con otros amigos del barrio. Justamente, la última vez que los vieron juntos, el 27 de julio último, estuvieron pateando la pelota en una cancha situada sobre el kilómetro 42 de la ruta 3. Kika además vendía celulares y electrodomésticos y prestaba dinero. Una buena suma le dio a Chicho, que a su vez también la prestaba.

La deuda

Los familiares de Chicho dicen que era un adicto al juego. Lo cierto es que la deuda se fue incrementando. Inclusive, Kika le dio a su amigo unos dólares que eran fruto del ahorro familiar. Además, le pidió más dinero para señar la compra de una casa, según le dijo a su compañero.

Kika volvió de jugar a la pelota a la seis y media de la tarde, recuerda su pareja, Paula Medina. Le dijo que tenía que ir a cobrar “algo grande” a la zona de Gregoria de Laferrere, que no tardaría más de una hora y Chicho lo acompañaría a realizar el cobro. Pero también le dijo que si no volvía antes de 40 minutos comenzara a preocuparse.

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El  tiempo pasaba y Kika no volvía. Su pareja le comenzó a enviar mensajes, luego lo empezó a llamar por teléfono y no le contestaba. Finalmente,  Paula llamó a su sobrino y comenzaron con la búsqueda del hombre. Recorrieron el camino que podría haber hecho, pasaron por la guardia de los hospitales y finalmente hicieron la denuncia por el paradero a las dos de la madrugada.

Cuando hizo la presentación ante la policía Paula relató que Kika conocía a Chicho “desde dos años atrás ya que trabajaban en el mismo frigorífico, que eran amigos, se juntaban a ver partidos de fútbol y compartían varios momentos como lo hacen los amigos. Además, Chicho trabajaba con su pareja haciendo préstamos, siendo que él mismo le pedía dinero a Kika para, a su vez, otorgar Chicho préstamos a terceros, sacando de ello su cuota, incluyendo la de “Chicho” como la de Kika”.

También detalló que Chicho le debía mucho dinero a Kika, “no solo de los préstamos que él manejaba y no le había rendido de las cobranzas, sino que incluso le había pedido un préstamo grande a Sanchez -alrededor de $250.000 (doscientos cincuenta mil pesos)- y como Sanchez confiaba en él, le prestó unos ahorros en dólares que tenían”.

Sospechoso número uno

De ese modo, Chicho se convirtió en el principal sospechoso. Un amigo de los dos lo llamó para preguntarle si sabía algo de Kika, pero se hizo el boludo. Dijo que estaba en la casa, en la cama, pero el amigo no le creyó dijo que escuchó ruidos de fondo, como de viento, como si estuviera en un descampado.

Este amigo, Sebastián, no se quedó conforme con la respuesta. Según declaró “junto al hermano de Kika comenzaron a realizar una búsqueda, ya que la pareja de la víctima estaba realizando una denuncia por averiguación de paradero. En ese contexto, se dirigieron a la vivienda del nombrado “Chicho”, donde se entrevistaron con el hermano del mismo, quien refirió que también estaban haciendo una denuncia por la averiguación de paradero del nombrado, ya que no aparecía desde las 19:00 hs., quedando el declarante anonadado, ya que en la comunicación que previamente había mantenido con “Chicho” este le había referido que estaba en su vivienda, pero su familia no sabía nada de él, y tampoco les atendía los llamados. Horas luego tomó conocimiento respecto del hallazgo del vehículo y el cuerpo sin vida de la víctima”.

En esas horas, Chicho se encargó de prender fuego al auto de su amigo, después de darle un tiro en la cabeza, tirar su ropa en un basural, ir a la casa de su hermana, y hablar con un tío para confesarle el crimen. “Tío me mandé un moco, tengo miedo de ir para allá, le pegué un tiro en la cabeza a KiKa, porque me debía plata y ya me estaba verduguiando hace rato, me cansé tío y lo maté…después de pegarle el tiro me fui y tiré mi ropa en un basural en el barrio Golf sobre la calle Areco, y mi celular y el de Kika en un zanjón del barrio y al revolver también lo tiré a un arroyo”, le dijo a su pariente.

El arresto de Chicho fue cuestión de horas. Tras la prisión preventiva, ahora seguirá preso hasta que se realice el juicio oral.