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Francisco le bajó el pulgar a Aníbal y hubo curas que pidieron no votarlo

Por Daniel Bilotta

Otro capítulo de la tumultuosa relación del peronismo con la Iglesia Católica acaba de ser escrito en las elecciones del 25 de octubre, aunque con un desenlace inesperado para ambos: la elección de María Eugenia Vidal como la nueva gobernadora de la provincia de Buenos Aires.

Dirigentes de distinta extracción del peronismo bonaerense –como Daniel Gurzi, candidato derrotado en las primarias del FpV en Quilmes, o Nicolás Russo, que en Lanús fue, sin éxito, en las boletas de Massa, son dos de los que expondrán mañana ese desconcierto en las oficinas que Alberto Pérez, jefe de Gabinete de Scioli, tiene en las oficinas del Banco Provincia en la City porteña.

El consejo común de esos dirigentes a Pérez será recurrir a lo que el justicialismo mejor conoce: aglutinarse ante la inminencia de una crisis que comprometa la supervivencia en el poder, con independencia del sello partidario en el que se hayan distribuido para las elecciones, y privilegiar la comunidad de intereses ante amenazas externas.

Voto sagrado. La del voto cadena contra Scioli y Aníbal Fernández alentado por la jerarquía eclesiástica en la primera vuelta en muchas zonas del Conurbano es la más importante de esas amenazas, aunque atenuada por la adhesión dispar de los sacerdotes a esa directiva.

Esos mismos religiosos se encuentran ante el acatamiento a la estrategia de ocupación territorial definida por el papa Francisco para cada obispo en la geografía bonaerense. Allí opera como un virtual adelantado desde la ciudad el sacerdote José Di Paola.

Si la disputa por el espacio no es excepción del sistema político frente a un cambio de época, la distancia con la obra de este religioso es cómo se procesan disidencias o simpatías en ese complejo universo de abstracciones.

Condicionado por otras urgencias, será difícil que Gurzi aborde el diálogo desde esa  perspectiva. La prioridad es desprenderse del gentilicio de Aníbal Fernández por el que compitió sin éxito en Quilmes contra Francisco Gutiérrez y reconvertirse al sciolismo que representa el intendente, con quien debe cerrar filas para el ballottage, en un ejemplo de esa necesidad de aglutinarse.
Junto a otros miembros de la cúpula de la UOM, Gutiérrez está imputado en una maniobra de lavado de dinero a través del Instituto de Seguros del gremio por el que percibieron 20 mil dólares mensuales entre 1998 y 2007. Acaso un correlato de la desgracia en que cayó con Cristina y Néstor Kirchner en 2007 ni bien fue electo intendente contra la voluntad del matrimonio, que vio así frustrarse el acuerdo con Aníbal Fernández para que su protegido, Sergio “El Chino” Villordo, prolongase su mandato.

Gurzi tributa a ese conflicto: facilitó el ascenso en el entorno del jefe del Gabinete de un abogado ligado a los curas tercermundistas y de pasado militante con Federico Scarabino, quien sucedió a Aníbal en la intendencia tras el acto de escapismo en el baúl de un auto. El ex presidente interino del Senado bonaerense es consejero de Martiniano Molina, electo en el cargo por la alianza Cambiemos, lo que confirmó el alcance provincial del voto cadena.
Adicciones. Los religiosos podrían encabezar el lote de sorprendidos por el triunfo de Vidal que predicaron: sigue en pie la reunión del 7 y 8 de noviembre convocada por la Comisión Nacional de las Adicciones para debatir el proyecto de despenalización del consumo personal presentado por el ex senador.

Conocido como el padre Pepe, Di Paola vio en esa iniciativa la institucionalización de una dinámica de estimulación recíproca entre tres flagelos: narcotráfico, inseguridad y drogadependencia. A esos flagelos Jorge Lugones, el obispo de Lomas de Zamora, atribuye  los violentos robos a la capilla lomense Nuestra Señora de Luján y la parroquia San Pablo de Turdera.

Jesuita igual que Francisco y ordenado obispo a fines del siglo XX por el cardenal Bergoglio, el responsable de la diócesis que abarca los partidos de Lomas de Zamora y Almirante Brown sospecha de la participación de la Policía Bonaerense en esos dos episodios que dejaron secuelas en Scioli: Lugones lo incluyó en la lista de candidatos indeseables, junto con Aníbal, para sorpresa de los laicos que visitó en la sacristía de la capilla Santa Ana de Glew, la primera semana de septiembre.

Fernández no pudo asistir al acto previsto ahí el día 17 para hacer proselitismo a favor del candidato oficialista Mariano Cascallares, preocupado por el segundo puesto de Cambiemos en Parque Roma, una de las dos localidades con más alto índice de pobreza de las diez de Almirante Brown.

En una autocrítica implícita por la zona elegida, La Cámpora  le aconsejó suspender la visita y no soportar una manifestación de fieles: Parque Roma es la puerta de ingreso a los aguantaderos montados en la inmensidad rural. Allí funciona una de las 22 capillas donde el sacerdote Roberto Scali desarrolla su obra contra el consumo entre adolescentes e infantes.

Pero más que la eficacia de esa acción en distritos vecinos resulta curiosa la nula repercusión en el de Lomas de Zamora, sede de la diócesis y una en las que el Frente para la Victoria se impuso en todos los órdenes en forma categórica.

La diplomacia subterránea entre el obispo auxiliar Jorge Vázquez y el jefe del Gabinete, Guillermo Viñuales, responsables de articular con otros cultos, como el Evangélico, la lucha contra las adicciones, es una de las claves para la tensa relación que sobrellevan Lugones y el intendente Martín Insaurralde.

Avellaneda y Lanús. Otra complejidad adquiere la situación en la diócesis de Avellaneda y Lanús, donde la prescindencia en el conflicto del obispo Oscar Frassia marca un fuerte contraste con el activismo del sacerdote Fernando Abraham, que inquieta al Episcopado. No por las excentricidades de sus misas carismáticas o las confesiones por internet, sino por sus definiciones públicas.

A cargo de la parroquia Nuestra Señora del Rosario, muy cerca del límite natural del Riachuelo con la Ciudad de Buenos Aires y con inédito poder de convocatoria en las dos orillas, Abraham instó en sus homilías a votar listas de Mauricio Macri y en contra de Aníbal Fernández y el candidato de UNA, Felipe Solá.

 

Diócesis y padrón electoral

Una relación simétrica se expresa entre las diócesis de Lanús-Avellaneda y la de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela. Lo mismo que sucede con la de Lomas de Zamora, Almirante Brown y Esteban Echeverría con la de San Justo, que abarca el populoso partido de La Matanza.
En La Matanza, “capital nacional del peronismo”, y en Lomas de Zamora, el papa Francisco ubicó a dos de los obispos de su mayor confianza. La llegada de Eduardo García a San Justo causó sorpresa justamente por la estrecha relación con Bergoglio. Monseñor García  venía desempeñándose como obispo auxiliar de la Ciudad de Buenos Aires. Lugones, a cargo de la diócesis de Lomas de Zamora, fue ordenado obispo en Orán, Salta en 1999 por el entonces cardenal de Buenos Aires y es el único en actividad que, como el Papa, pertenece a la orden de los Jesuitas.
Ambos prelados son una referencia en tres de los cuatro padrones electorales más grandes de la Provincia: La Matanza, Lomas de Zamora y Almirante Brown. Designados hace más de una década bajo el mandato de Juan Pablo II, Carlos José Tissera de Quilmes y  Rubén Oscar Frassia de Lanús, tienen una relación más distante con las posiciones del Papa.

*Politólogo. Fuente Perfil.


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