Ricardo Lorenzetti llegó hoy a primera hora de la mañana a la capilla de Santa Marta, en el Vaticano. Sin acompañantes, en un taxi corriente, se ubicó en una de las últimas filas para escuchar la misa que ofició Jorge Bergoglio, ritual que tiene la excepcionalidad de que nunca se filma, que es solo para 40 personas y en la que al final encuentra al Papa sentado entre el público con la cabeza gacha en signo de oración. Luego de la misa Francisco y el presidente de la Corte Suprema se dedicaron a una actividad que los cautiva a ambos por igual: la conspiración.
“La normalidad de la vida exige del cristiano fidelidad a su elección y no venderla para ir hacia una uniformidad mundana. Esta es la tentación del pueblo, y también la nuestra. Tantas veces, olvidamos la Palabra de Dios, aquello que nos dice el Señor, y tomamos la palabra que está de moda, ¿no?, también aquella de la telenovela está de moda, tomemos esa, ¡es más divertida! La apostasía es precisamente el pecado de la ruptura con el Señor, pero es clara: la apostasía se ve claramente. Esto es más peligroso, la mundanidad, porque es más sutil”, dijo el Papa durante su homilía.
El presidente del máximo tribunal reflexionó sobre las palabras del Papa y luego se reunió con él. Fueron solo 20 minutos absolutamente a solas. Lorenzetti aprovechó el aire confesional y manifestó cierto cansancio y el desgaste personal que le implica presidir la Corte. El desánimo en el santafecino no es un dato nuevo para los que lo frecuentan. En su intimidad parece haberse convencido de que sus sueños presidenciales ya son inviables, más aún luego del fallo de la Ley de Medios que además de colocarlo en la lista negra de Clarín lo transformó en persona no grata para todo el establishment, incluidos aquellos empresarios que tienen buena relación con el kirchnerismo. La semana pasada en un asado esteño el juez fue muy criticado por Luis Blasco, CEO de Telefónica.
Bergoglio nunca tuvo demasiado feeling con Lorenzetti. Cuando era arzobispo porteño le causaba malestar la sensación que le trasmitía el magistrado de que siempre había algo que le ocultaba, un dato, una información. Por eso el religioso siempre tuvo otros nexos en la Corte que eran, por así decirlo, más efectivos.
Los puntos más candentes de la conversación en Santa Marta quedarán en secreto. Tal vez el Papa le comentó a Lorenzetti que hace algunos días otro hombre de la Corte pasó por el Vaticano. No un ministro, pero si un secretario letrado de mucha importancia que le contó al Papa algunas negociaciones que por en estos momentos ocupan a los gobernadores del peronismo.
Por este hombre Bergoglio supo que tanto Daniel Scioli como Juan Manuel De la Sota están convencidos de que Cristina Kirchner podría dejar el poder en forma anticipada. Algo de esto le comento el Sumo Pontífice esta mañana a Lorenzetti antes de despedirlo con el ya clásico “rece por mí”.