Jorge Di Lello debe tener la fiscalía más concurrida y, por que no decirlo, hospitalaria de Comodoro Py. En su despacho se mezclan jueces, abogados, periodistas, entornistas y hasta pintorescos fabuladores que son recibidos con café y buenas charlas que a veces se extienden por más de una hora.
En uno de esos mediodías a pura rosca se habló del mal momento del empresario Gustavo Cinosi, íntimo de Carlos Zaninni y angustiado, según escuchó Di Lello, por el avance más reciente de la causa que investiga el financiamiento de la campaña presidencial de Cristina Kirchner en 2007. Gran parte de los aportes provinieron de laboratorios relacionados con la llamada «mafia de la efedrina».
El juez Ariel Lijo se encamina a procesar y llevar a juicio a tres figuras centrales que su colega Norberto Oyarbide había sobreseído (por esa decisión sus superiores lo denunciaron ante el Consejo de la Magistratura) a una velocidad notable. Uno de ellos es Héctor Capaccioli, cajero de la campaña, íntimo de Alberto Fernández, pero también muy allegado a Cinosi, al punto que han compartido largos paseos en el Porsche del empresario hotelero, que a su vez es el mejor informante de Zaninni en los círculos empresarios, dijeron fuentes del caso a CyR.
El año pasado Oyarbide contó en un almuerzo en El Mirasol que Cinosi lo contactó cuándo el comenzó a investigar a la mafia de la efedrina para «ponerse a su disposición». Cuando la causa era investigada por el polémico juez Federico Faggionato Márquez (luego destituido), el Sheraton de Pilar (donde Cinosi es accionista) fue allanado. Allí fue donde hace tres años el juez Lijo contrajo matrimonio por segunda vez en una fiesta espectacular.
Cinosi no solo está alterado por la reapertura del caso y por el temor de lo que pueda hacer Lijo. Sabe que Axel Kicillof lo tiene en la lista negra luego del frustrado viaje de los banqueros a Nueva York para comprar el juicio de los buitres. Cinosi integró la comitiva encabezada por Sebastián Palla, directivo del Banco Macro. Al parecer, dice el ministro, Cinosi aprovechó la movida para sacar muchos dólares del país y en lugar de ser el hombre del Gobierno en la comitiva terminó siendo al revés, el hombre de los banqueros con acceso al Gobierno, dijeron fuentes oficiales a CyR.
Además de estas ocupaciones, Cinosi se dedica part time a su nueva misión: lograr la repatriación del exilado secretario Guillermo Moreno. Han compartido juntos más de un almuerzo en Roma, en los cuales se contaron miserias de Kicillof.
Hace un año Cinosi tuvo un fichaje para sus operaciones empresariales. Contrató a Claudio Uberti, exfuncionario de Planificación Federal que tuvo que dejar su cargo cuando estalló el escándalo de la valija de Antonini Wilson cuyos fondos habrían estado destinados también a la campaña presidencial. Efectivamente, como diría Cristina Kirchner, todo tiene que ver con todo.