La Fiscalía Federal de Rosario logró desbaratar y detener a un grupo de personas dedicados a la producción y comercialización de estupefacientes a gran escala en esa ciudad a partir del trabajo en forma coordinada con equipos interdisciplinarios de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), informó el sitio Fiscales, que depende de la Procuracuón General.
Según se informó, la investigación priorizó la persecución de los estamentos más altos en la cadena de tráfico, la reserva absoluta y la ejecución de tareas por parte de una fuerza federal sin vinculación con el territorio. Esos fueron los pilares en los que se asentó el éxito de la llamada Operación Flipper, según el fiscal Juan Murray, quien dirigió la pesquisa que llevaron a cabo efectivos de la División Operaciones Federales de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina.
El fiscal destacó «el trabajo multidisciplinario, eficazmente coordinado por los fiscales y estratégicamente dirigido a los más altos eslabones de la cadena de comercialización narco-criminal» y remarcó que se trató de «una investigación realizada íntegramente por la Fiscalía y ejecutada por fuerzas de la Policía Federal Argentina».
Tras catorce allanamientos coordinados, la investigación culminó el jueves pasado con el hallazgo de una cocina de droga en una casa ubicada en Las Achiras 2825 del barrio Country Club de Funes, una localidad situada a 18 kilómetros del centro de Rosario. En esa zona se realizaron diez procedimientos, otros tres se hicieron en la provincia de Buenos Aires y el restante en la Ciudad Autónoma.
«Los Monos, los Cantero, etcétera, son bandas de abajo, están por debajo de todo esto», explicó el titular de la Procunar, Félix Crous, para dar cuenta de la magnitud del hallazgo. Crous estuvo presente el jueves junto a Murray en el Operativo Flipper, así denominado por la investigación que culminó en el chalet de «Delfín» Zacarías, donde funcionaba la cocina. «No tiene antecedentes la logística secuestrada, no sólo en términos de la cocina sino también por el nivel de los integrantes de la banda que fueron detenidos», remarcó Crous.
En ese sentido, Murray precisó que en las tareas investigativas «se logró descubrir la fuente de abastecimiento de precursores químicos» de Zacarías y «una vez que se determinó el lugar y la fecha donde sería procesada la pasta base para convertirla en clorhidrato de cocaína» la fiscalía pidió al Juzgado Federal «catorce órdenes de allanamiento para ser realizadas en forma simultánea y doce órdenes de detención». «Es para destacar el trabajo de la SEDRONAR, que pudo establecer contacto con otras investigaciones a partir de la falsificación de las etiquetas de los precursores», ponderó Crous.
El fiscal rosarino indicó que en los procedimientos se logró «la incautación de aproximadamente 300 kilos de pasta base y clorhidrato de cocaína ya procesado, alrededor de 1300 litros de precursores químicos, dinero en efectivo y divisas extranjeras, alrededor de media docena de automotores y el descubrimiento de un sofisticado laboratorio de producción de clorhidrato de cocaína, el cual contaba con una secadora importada de grandes dimensiones, como también una envasadora de vacío presumiblemente para embalar panes de cocíana destinados a la exportación» (ver fotos).
Murray destacó que para la investigación diagramó junto a la Procunar una estrategia de persecución criminal «en base a información de campo, obtenida por entrevistas realizadas por profesionales especializados» y puntualizó que «se privilegió poder llegar a los estamentos más altos dentro de la cadena de tráfico de estupefacientes por sobre la posibilidad de realizar procedimientos inmediatos en lugares de expendio al menudeo de dichas sustancias».
El fiscal de la causa también remarcó que «se actuó en todo momento en la más absoluta reserva» y que se confió la ejecución de las tareas investigativas a efectivos de fuerzas federales sin vinculación con el territorio, aunque esa delegación «se hizo de forma supervisada y confrontando de manera permanente» la información suministrada por la Policía «con la que la propia fiscalía iba acumulando en base al trabajo de los equipos multidisciplinarios de la Procunar».
A este esquema de trabajo se adicionó un despliegue importante de recursos técnicos para procesar datos al mismo tiempo en que se producían, «lo que hizo poder aprovechar de inmediato cualquier información de relevancia», indicó Murray, al tiempo que ponderó que «se dispuso en todo momento de personal suficiente tanto en la órbita del Ministerio Fiscal como de la fuerza policial, para que en el momento que fuera necesario se pudieran implementar los operativos sin tener en cuenta días ni horas en que estos debían concretarse».