| En Misiones

Condenas de hasta 12 años de prisión para una banda integrada por efectivos del Servicio Penitenciario

Los condenados son tres efectivos de esa fuerza de seguridad que quisieron traficar dos toneladas de marihuana. Fueron descubiertos en un control rutero por un operativo de la Gendarmería Nacional.

El Tribunal Oral Federal de Posadas condenó a 12 años de prisión a dos uniformados y a un comerciante que integraban la llamada «Banda de los Narcopenitenciarios», desbaratada en 2011 cuando intentó traficar dos toneladas de marihuana en un camión del Servicio Penitenciario Federal.

Los condenados son el entonces jefe a cargo de la División Suministros del Servicio Penitenciario Federal (SPF), Armando Hipólito Vallejos (52); el ayudante de primera retirado Hernán Raúl Vargas (46) y el comerciante Juan Darí­o Betros (38).

En un fallo dictado ayer, los tres fueron hallados coautores del delito de «organización de actividades del tráfico de estupefacientes» y deberán pagar una multa de 5.000 pesos cada uno.

El tribunal además condenó al comerciante Sandro Néstor Zalazar (25) a la pena de 6 años de cárcel y al pago de una multa de mil pesos.

En tanto, los hermanos Darí­o (47) y Javier Samudio(23), changarín y albañil, respectivamente, recibieron una pena de tres años y ocho meses de cárcel y deberán pagar una multa de 500 pesos cada uno.

Esta condena fue conmutada por el período que pasaron en prisión preventiva hasta llegar al juicio, por lo que recuperaron la libertad.

En tanto, fueron absueltos el ayudante principal Emar Tévez (48), el ayudante de cuarta Sergio Briñocoli (37) (chofer y acompañante del camión que llevaba la droga), la empleada Marí­a Montiel (61), el plomero Emilio Betros (63), y la mucama Virginia Samudio (32).

Las penas fueron impuestas por el tribunal integrado por tres jueces subrogantes, Lucrecia Rojas de Badaró (presidente e integrante del Tribunal Federal de Corrientes), Eduardo Belforte y Fermí­n Amado Ceroleni, estos dos últimos del Tribunal Federal de Chaco.

Desde la fiscalí­a, a cargo de Viviana Barboza y con la asistencia de los fiscales ad hoc Pablo Di Loreto y Diego Stehr, habí­an solicitado penas de entre 4 y 15 años para once de los imputados.

La causa se inició luego de que el 24 de mayo de 2011, la sección Puerto Rico (Misiones) de la Gendarmerí­a Nacional detuviera durante un operativo de control vehicular sobre la ruta nacional 12 un camión del SPF.

Lo que llamó la atención de los efectivos fue ver un camión de esa fuerza en el sector noreste de la provincia, conociendo que la única unidad de ese servicio tiene su asiento en la ciudad de Candelaria, en el sur provincial.

La acusación del Ministerio Público consignó que, con el vehí­culo detenido a la vera de la ruta, el perro adiestrado de la Gendarmerí­a comenzó a «correr, desesperarse y jalar insistentemente la correa que lo uní­a a su guí­a».

A partir de esa situación, los gendarmes solicitaron al Juzgado Federal de Eldorado la orden para requisar el vehí­culo de carga, supuestamente afectado a una mudanza, según alegaban los penitenciarios.

La droga se encontraba en 26 cajas de madera, que contení­an gran cantidad de paquetes rectangulares sólidos, algunos envueltos con cinta adhesiva azul y otros de color marrón.

En total, fueron hallados 2763 paquetes que en su conjunto contenían 2296,62 kilos.

Según la acusación, 25 minutos después, Tevez llamó a su jefe desde el costado de la ruta donde habí­a sido retenido el camión que conducí­a.

Los testimonios de la gendarmes permitieron conocer parte del contenido de las conversaciones: «No me deje solo», le pedí­a.
La detención de Tevez y Briñoccoli y el secuestro de la marihuana fue el inicio de la investigación, que luego llevó al resto de los integrantes de la organización.

La detención de Betros ocurrió en octubre de 2011 en el marco de un procedimiento para el que fue convocado el Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF), en un aserradero de la localidad de Garopá, en las afueras de la capital provincial.

Cuando la Policía halló a Betros, éste habí­a cambiado sus rasgos faciales con una intervención quirúrgica que afectó especialmente su nariz.

En tanto, durante un tiroteo murió el supuesto cabecilla de la banda, el paraguayo Daniel Vargas Rodrí­guez


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