| La explicación de los secuestradores de Segundo Tevez

«Carlitos es nuestro ídolo, pero necesitamos la guita»

La banda que secuestró al papá del futbolista se dedica al robo de autos, por lo que fue un hecho imprevisado. Decepción porque no fueron atrapados los delincuentes.

“¿Carlitos? Carlitos es nuestro ídolo. Es lo más grande que hay. Noooo, ¿cómo vamos a querer joderlo? Pero lo que pasa es que tenemos hijos, necesitamos la guita. No tenemos otra. Estamos jodidos.” Los secuestradores le hablaban así a Segundo Tevez, el papá de Carlos, Carlitos, quien ayer fue secuestrado y liberado tras el pago de un rescate 400 mil pesos.

Segundo iba ayer en su camioneta Dodge Journey, cuando una banda que iba en un Volkswagen Passat lo encerró en Sullivan y Acosta y le robaron la camioneta a punta de pistola haciéndolo bajar. Sin embargo, a los pocos metros vieron el apellido Tevez en la cédula verde y dieron la vuelta para capturar a Segundo, que estaba buscando un remise para volverse a casa. Toda esta mecánica demuestra que no se trataba de una banda de secuestradores, sino de un grupo de ladrones de autos, informó el diario Página 12.

Tras la denuncia, mediante una llamada de la nuera de Segundo al 911, hubo intervención directa del Ministerio de Seguridad de la Nación, con Sergio Berni a la cabeza; del Ministerio bonaerense, a cargo de Alejandro Granados, y directamente del gobernador Daniel Scioli. La División Antisecuestros de la Federal llegó enseguida a la vivienda de Segundo, en Villa Devoto, y todos los pasos fueron supervisados por el fiscal federal Federico Delgado.

La primera negociación se produjo antes de las 9 de la mañana desde el celular de Segundo. Siempre los diálogos estuvieron a cargo de un hermano de Carlos, pero el propio futbolista daba las instrucciones por teléfono desde Turín. A las 12 hubo acuerdo en 400.000. Se convino en pasar el dinero de coche a coche en General Paz y Alberdi, pero –como suele suceder– los delincuentes después dieron otro punto de encuentro y finalmente un tercero, General Paz y Avenida San Martín. Allí se pasó el dinero. Los secuestradores cumplieron con su palabra: dejaron a Segundo a tres cuadras de Ejército de los Andes, en Ciudadela, conocido como Fuerte Apache, el barrio de origen de los Tevez.

Durante todo el tiempo de la negociación, Segundo estuvo en el Passat y lo trataron bien. Lo tuvieron mirando para abajo, pero pararon en una estación de servicio para cargar nafta y ahí le compraron una bebida y unas galletitas. En ningún momento lo golpearon ni lo maltrataron. Por la tarde, el padre del jugador declaró ante el fiscal Delgado pero, como habían adelantado sus hijos, dijo que no estaba en condiciones de reconocer a ninguno de los que lo tuvieron secuestrado.

Una vez liberado Segundo, cerca de las 14, estaba la expectativa de que el inmenso despliegue policial dispuesto en la zona iba a permitir la captura de la banda de improvisados secuestradores. Había decenas de vehículos de la Federal y la Bonaerense y hasta un helicóptero, pero los sujetos lograron eludir el cerco. Abandonaron el Passat en El Palomar y se esfumaron. Durante la tarde misma hubo decepción y enojo entre algunos de los jefes policiales porque se había escapado no una organización sofisticada, sino un grupo que aparentaba poca preparación y que en las propias negociaciones se percibía torpe y desorganizado. También en la fiscalía hubo enojo: las filtraciones policiales a los medios ponían en pantalla cada paso de lo que ocurría apenas minutos después de producirse.


Compartir: 
Etiquetas: