Todos los caminos conducen a Macri. Las causas que investigan el espionaje ilegal y el funcionamiento de una mesa judicial dedicada a perseguir opositores tienen en lo más alto al ex presidente, que ya está formalmente imputado en dos expedientes por los fiscales federales Jorge Di Lello y Paloma Ochoa.
Lo llamativo es que las evidencias sobre las maniobras orquestadas desde lo más alto del poder político durante el gobierno anterior surgen sólo con hurgar un poco en los “sótanos de la democracia”, según la acertada definición que el presidente Alberto Fernández pronunció el 1° de marzo en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso.
En los registros informáticos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) encontraron una veintena de mails en lo que el señor 5, tal como se denomina en “la casa” al jefe de la central de espías, Gustavo Arribas, era convocado a reuniones en la Casa Rosada convocado por el ex jefe de Gabinete, Marcos Peña, para tratar las próximos pasos de la llamada “mesa judicial”, armada por el macrismo para perseguir a dirigentes y empresarios vinculados con el kirchnerismo.
El material encontrado en la AFI fue enviado por la interventora Cristina Caamaño a la Comisión Bicameral de Inteligencia del Congreso que fiscaliza las actividades de los espías y que este martes tuvo como invitado especial al abogado Facundo Melo, uno de los agentes de la AFI macrista que figura como imputado en la causa a cargo del juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena.
Mesa de Justicia
La colega Irina Hauser precisa en Página 12 el nuevo hallazgo en la AFI. ““Invitación coordinación de Justicia”, decía el encabezado que se repetía en la mayoría de los correos electrónicos en cuestión. Se trata de convocatorias a reuniones entre el 15 de noviembre de 2017 y el 28 de enero de 2019. ¿A quién le llegaban? A las secretarías privadas del ministerio de Justicia, que encabezaba Germán Garavano, la del extitular de la AFI, Gustavo Arribas, también al exjefe de asesores de Presidencia, José Torello, y el exsecretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas”, dice la nota.
Las fuentes consultadas confirmaron que los correos habían sido enviados desde la Jefatura de Gabinete al resto de los destinatarios, incluido el propio Arribas, un entrañable amigo de Mauricio Macri, dedicado a la compra venta de jugadores de fútbol y que fue convocado por el ex presidente de Boca a hacerse cargo de la central de los espías cuando llegó a la Casa Rosada.
En algunos de los correos se informaba que el mismo Macri podría estar presente en algunos de los encuentros en los que se definían las maniobras en las causas judiciales para perseguir a dirigentes o empresarios vinculados con el kirchnerismo. Otro dato confirmado por las fuentes consultadas es que las reuniones se podrían suspender o postergar sino estaba confirmada la presencia de Gustavo Arribas.
“Se fueron y no borraron muy bien”, comentó una fuente al tanto de los hallazgos, al confirmar la llegada de los mails desde la jefatura de Gabinete de Marcos Peña a la secretaría privada de Arribas, para convocarlo a los encuentros que se realizaban en la misma Casa Rosada.
Semanas atrás en la AFI encontraron también en un disco rígido un listado de 80 personas a las que se les habían intervenido sus correos electrónicos sin contar con la orden judicial correspondiente, lo que derivó en una denuncia formal que recayó en el juzgado de Marcelo Martínez de Giorgi y en la cual el fiscal Di Lello imputó al ex presidente Macri.
Llevan a Macri
También en la causa judicial que lleva adelante el juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena hay evidencias que llevan hacia Macri. En ese expediente hay pruebas del espionaje ilegal no solo a la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, sino también a Florencia Macri (la hermana menor de Macri) y su pareja, Salvatore Pica. ¿A quién le podría importar lo que hiciera Florencia, sino más que a su hermano presidente? Macri asumió como presidente procesado en otra causa por espionaje, ejecutado con efectivos de la Policía de la Ciudad. Entre las espiadas estaba su fallecida hermana Sandra y su pareja Néstor Leonardo. Es evidente que no se trata de una cuestión que sólo le generó interés cuando llegó al más alto cargo del Poder Ejecutivo.
Los correos electrónicos hallados en la AFI no son la única evidencia que apuntan a Macri. El abogado de CFK Carlos Beraldi presentó dos escritos ante el juez Villena para pedir que se investiguen encuentros de espías en la Casa Rosada con Fernando de Andreis, ex secretario general de la Presidencia y con Susana Martinengo, una funcionaria que reportaba en forma directa al ex presidente.
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La declaración del abogado Facundo Melo ante la Comisión Bicameral del Congreso dejó algunos puntos jugosos. En la línea de lo que había declarado la semana pasada otro espía, Leandro Araque, Melo dijo que reportaban a Alan Ruiz, el coordinador de espías que que reportaba a su vez ante Silvia Majdalani, la señora 8, número dos de la agencia de los espías.
La novedad es que también dijo que se habían ordenado tareas de inteligencia al director del diario La Nación, Julio César Saguier, y a su principal columnista político, Carlos Pagni. Melo dijo que él no se encargó personalmente de esos espionajes, pero ratificó que estaba al tanto de que que se habían ordenado. A esta altura ya no sorprende, pero no deja de ser llamativo que el macrismo decidiera espiar a los directivos del diario que con más fervor apoyó todas sus medidas políticas.
La comisión tiene previsto además convocar a Pagni para consultarlo sobre el fallido atentado que sufrió José Luis Vila, ex subsecretario de Defensa durante el gobierno anterior.
El narcotraficante apodado Verdura le dijo al juez Villena que el abogado Melo lo había contactado por realizar un atentado con explosivos en la casa de Vila. La bomba armada con trotyl nunca llegó a explotar.