Un “arrepentido” complicó la situación del ex jugador de Boca Mauricio “Chicho” Serna, la viuda de Pablo Escobar Gaviría y su hijo, al asegurar que éstos conocían y sabían la actividad que desempeñaba José Piedrahita Ceballos, un capo narco del Cartel de Cali con el que realizaron numerosas operaciones en la Argentina para presuntamente lavar dinero de esa actividad.
El testimonio, que fue tomado a comienzos de mes en Estados Unidos por el juez federal de Morón Néstor Barral y dos fiscales, forma parte del procesamiento con prisión preventiva dictado hoy a Piedrahita Ceballos (60), actualmente preso en Colombia y a quien el magistrado le trabó un embargo sobre sus bienes de 200 millones de pesos.
Además, el juez ordenó el decomiso de sus bienes, entre los que figuran el famoso «Café de los Angelitos» del barrio porteño de Balvanera, y pidió a las autoridades colombianas la extradición del capo narco a la Argentina, de acuerdo a la resolución difundida por el Centro de Información Judicial (CIJ).
Fuentes judiciales explicaron a Télam que la declaración del arrepentido cobra relevancia porque en sus indagatorias, Serna y los familiares de Escobar dijeron que sólo sabían que Piedrahita era un “empresario ganadero” y desconocían su pasado narco.
Al respecto, Barral indicó que el testimonio del denominado “colaborador A” “no sólo permite corroborar la responsabilidad penal que le asiste a Piedrahita Ceballos, sino también demuestra su participación y el respectivo conocimiento que tenían los restantes encausados sobre los frondosos antecedentes criminales que registraba el nombrado –vinculados al narcotráfico- y con ello, el origen ilícito de sus fondos”.
El “arrepentido” dijo que Piedrahita era “un ex miembro del riñón operativo del Cartel de Cali, quien tras retirarse de sus labores dentro de la milicia colombiana, se iniciara en el mundo narcocriminal a fines de la década del 80’, cuando por cuestiones laborales vinculadas con la ganadería se encontró con los afamados hermanos Rodríguez Orejuela”, del Cartel de Cali.
A partir de entonces, “llevó a encabezar el manejo de importantes laboratorios de producción de clorhidrato de cocaína” y entabló negociaciones con el “Cartel del Norte del Valle”, e incluso llegó a ser una persona de confianza de “Don Berna” (integrante del “Cartel de Medellin”).
Tras la muerte de Escobar, “se asoció con otros narcos y pudo hacerse de incalculables sumas ilícitas de dinero, que luego confundiera con los ingresos lícitos que obtuviera a raíz de las inversiones que realizara en empresas relacionadas al ámbito ganadero”, indicó el arrepentido.
Como ejemplo, mencionó que “dirigía un laboratorio con capacidad de producción de hasta 500 kilos”, lo que le generaba un ingreso de 50.000 dólares por día.
“Por ello, tampoco resulta llamativa su vinculación con (Sebastián) Marroquín Santos (42) y (María Isabel) Santos Caballero (58) -hijo y viuda de Escobar Gaviria”, dijo el colaborador A.
Sobre “Chicho” Serna afirmó que “se trataba de un testaferro del ex Jefe de la Oficina de Envigado, conocido como ‘Rogelio’”, en referencia a Carlos Mario Aguilar, a quien conoció en el seno de esa misma organización.
Desde esa oficina, creada por Escobar, se manejaban todas las cuentas del cobro del narcotráfico y luego siguió en funcionamiento para controlar a quienes no contaban con su autorización para operar.
Serna, la esposa de Escobar y su hijo ya fueron procesados en esta causa, sin prisión preventiva, por lavado de dinero, pero por entonces no se contaba con este testimonio que ahora fue sumado al expediente.
Respecto de la operatoria de Piedrahita en Argentina, el juez señaló que “se le imputa haber tomado parte al menos desde 2008 y hasta 2017 de una asociación criminal estable de corte internacional dedicada a poner en circulación en el sistema financiero argentino bienes provenientes de maniobras de tráfico de estupefacientes desplegadas en Colombia y Estados Unidos con el objeto que adquieran apariencia de lícito”.
Para ello, contó con estructuras societarias utilizadas a lo largo del tiempo, que llevó adelante con el abogado Mateo Corvo Dolcet y otros procesados en la causa.
En concreto, se le atribuye el haber puesto en circulación en el mercado financiero argentino, con el objetivo de otorgarle apariencia lícita y mediante la compra-venta de participaciones accionarias y bienes muebles e inmuebles, las sumas de -al menos- 3.081.164 dólares y 1.713.035 pesos.