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A un año de la tragedia de Once, a la espera de la próxima tragedia

Por María Cristina Isoba*

Quien utilice el tren de la línea Sarmiento, o deba cruzar por sus pasos a nivel, con barreras descompuestas gran parte del tiempo,  puede comprobar que el riesgo sigue latente y a la espera de nuevas tragedias. Es triste decirlo, pero es la más pura verdad.

Nuestro recuerdo y solidaridad para con las víctimas de Once, sus familias, las víctimas  del barrio de Flores, de setiembre del  2011 y también las miles, anónimas -para los medios pero no para sus seres queridos-, que han muerto sobre las vías, solas, a lo largo de las últimas décadas.

Más allá de los errores humanos individuales, hay  responsables primeros: aquellos funcionarios que deberían controlar la calidad del servicio público y no lo hacen. Los que disponen en qué se invierten los dineros públicos, y nunca lo destinan a mejorar el equipamiento y las vías. Aquellos que llevan años con obras pendientes, algunas anunciadas en atractivos carteles que penden en muchos pasos a nivel, que duermen en papeles de escritorio, mientras los ciudadanos, usuarios de este servicio público esencial, y los transeúntes de la ciudad, se ven obligados a sufrir las consecuencias en carne propia. A veces, pagando hasta con la vida, la desidia, irresponsabilidad, corrupción y cinismo de las autoridades a cargo.

Queremos referirnos especialmente al soterramiento del ferrocarril, repetidamente anunciado y nunca concretado. Es un concepto indiscutido de seguridad vial en el mundo: en zonas urbanas, los trenes deben ir por arriba o por abajo, nunca al mismo nivel que el tránsito vehicular o peatonal. Así los trenes circulan mucho más rápido y sin interrupciones, con el consiguiente beneficio para el transporte público masivo, además de reducirse la contaminación sonora y ambiental. Y el tránsito vehicular y peatonal también se agiliza y gana seguridad. No se concreta y nadie explica el por qué.

Les deseamos a las víctimas de Once que se haga justicia, y pronto. Pero también reclamamos que las autoridades asuman su responsabilidad por la parte que les toca en esta tragedia, y pongan  manos a la obra, con celeridad, para salvar vidas y    contribuir a que el ferrocarril vuelva a ser para la Argentina, lo que fue y lo que es para el mundo, un medio de transporte rápido, ecológico y vialmente seguro.

*Directora de Investigación y Educación Vial, Luchemos por la Vida


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