| Fiesta electrónica

Investigan una zona liberada para vender drogas en Costa Salguero

La Prefectura fue separada de la investoigación porque se sospecha que se liberó la zona para la venta de drogas en la fiesta donde murieron cinco jóvenes. Interviene la Justicia federal.

La fiesta sin controles.

La fiesta sin controles.

La causa por las cinco muertes en la fiesta electrónica de Costa Salguero estará a cargo del juez Sebastián Casanello, quien investigará si hubo «zona liberada» luego de que su colega Guillermo Carvajal y el fiscal Sandro Abraldes se declararan incompetentes.
También seguirán interviniendo los fiscales Diego Iglesias y Federico Delgado, informaron a Télam fuentes judiciales.
Por los testimonios que ya hay en el expediente, la Justicia Federal trabaja con la hipótesis de que la fiesta era «una zona liberada», ya que -según fuentes judiciales- no había ninguna fuerza de seguridad controlando lo que pasaba dentro de la fiesta y que «sólo había seguridad privada a cargo de la organización».
En tanto, Prefectura Naval «sólo estuvo afuera» y no secuestró ninguna droga, por lo que para el juez Casanello fue correcto que el fiscal Abraldes apartara a esa fuerza de la investigación.
Algunas personas que prestaron declaración en la causa afirmaron además que el cacheo para ingresar a la fiesta fue «inexistente» y que dentro del predio «se vendía a morir todo tipo de pastillas sin control».

Drogas en la fiesta

Según fuentes de la investigación la principal hipótesis es que los jóvenes compraron y consumieron la droga adentro de la fiesta, y también se confirmó que tanto los jóvenes fallecidos como los hospitalizados se descompusieron al mismo horario: a partir de las 6.30 de la mañana, considerada la hora crítica.
Los investigadores detectaron además «varias irregularidades» en el predio cerrado donde se realizaba la segunda edición de la «Time Warp», entre ellas que los bidones de agua purificada de los puestos de hidratación (gratis y a cargo de la organización) se acabaron a mitad de la noche.
Fuentes policiales confirmaron que uno de los internados es un joven  de 17 años, único asistido en el Hospital Rivadavia, quien «continúa mejorando estable y consciente en la Unidad de Terapia Intensiva», ya sin fiebre y «a la espera de nuevos resultados de laboratorio», informó la cartera sanitaria de la Ciudad.
«Si siguen bajando sus niveles de creatina, que estaban muy elevados, y el riñón empieza a mostrar mejorías, lentamente podría salir del cuadro que presenta», apuntó Alberto Crescenti, titular del SAME.
En tanto, en el Hospital Fernández se encuentran internados Micaela Soledad Polivoy de 20 años, Nicolás Laitan, de 23 y Leandro Agustín Espinoza, de 19.
Mientras la mujer y uno de esos dos jóvenes se encuentran en estado crítico y con insuficiencia renal en la unidad de terapia intensiva, el segundo varón reviste más gravedad, permaneciendo en «shokroom» y con «asistencia respiratoria mecánica».
En el Hospital Argerich hay una quinta persona internada cuya identidad aún no trascendió, pero que «continúa en estado crítico aunque muestra leves mejorías», mientras «permanece con asistencia respiratoria mecánica», según el comunicado de la cartera sanitaria.
Con respecto a los fallecidos, las dos primeras autopsias revelaron que Nicolás Becerra (25) y Francisco Ernesto Bertotti (21) murieron por «edema pulmonar y paro cardiorrespiratorio».
El tercer deceso fue el de Bruno Claudio Boni, de 20 años, que murió camino al Rivadavia, mientras que el cuarto y quinto fallecidos son Martín Bazano -que según trascendió es la única víctima extranjera, de nacionalidad uruguaya- y Andrés Valdez, ambos de 22 años, cuyas autopsias fueron realizadas ayer y aún no se conocen los resultados.
La jefa de Toxicología del Hospital Alemán, Marta Braschi, explicó a Télam que si bien tampoco trascendieron aún los exámenes toxicológicos de los jóvenes, «los análisis clínicos revelan que podrían haber consumido la droga Súperman, una metanfetamina de diseño que se vende como si fuera éxtasis».

La pastilla de Superman

Braschi comentó que la Superman, una pastilla chica y de color rojo que cuesta entre 150 y 300 pesos «dependiendo del lugar y la cara del consumidor», empieza a actuar más tarde que el éxtasis (cuyos efectos se sienten a los 30 o 45 minutos después de haberlo consumido), pero tiene efectos más perjudiciales.
«El consumo de una sola metanfetamina Superman genera hipertermia, convulsiones, excitación psicomotriz, deshidratación, falla multiorgánica y paro cardiorrespiratorio», precisó, y aclaró que «si se suma además el ritual de bailar, saltar, encierro y calor, es una situación en la que se pierde noción de lo que se consume».
En tanto, las botellitas de agua mineral se comercializaban según testigos a un precio de entre 40 y 50 pesos, aunque en redes sociales los fiscales detectaron denuncias de que se vendía a 100, lo cual está siendo objeto de investigación.
Además la mayoría de los baños eran químicos y por lo tanto no tenían canillas, mientras que sólo los asistentes del sector VIP tenían acceso a sanitarios en los que, según constataron los fiscales, había agua corriente, fundamental para personas que están consumiendo drogas diseño, porque uno de los efectos de esas sustancias es la deshidratación.