| Tema del día

Una escalada de crímenes con sello narco sacude a Rosario

Por Javier Sinay.

Luego de que cuatro homicidios sacudieran a la ciudad de Rosario en los últimos cuatro días, Jorge Barraguirre -procurador general de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Santa Fe-, acaba de ordenar a Guillermo Camporini –fiscal de Cámaras Nº 1- la creación de un equipo especial de fiscales para intervenir en la investigación de los homicidios, especialmente en los de Claudio Cantero y Diego Demarre. Esta suerte de “dream team” de las pesquisas está integrado por las fiscalías Número 8, a cargo de Enrique Paz; la Número 9, dirigida por Cristina Herrera; y la

Cantero fue asesinado de seis disparos.

Cantero fue asesinado de seis disparos.

Unidad de Investigaciones de Causas con Imputados No Individualizados, comandada por Marcelo Vienna. Según un comunicado de prensa de la Corte Suprema santafesina, los fiscales deben establecer “las conexiones que existen entre ambos hechos y sus vinculaciones con redes de delincuencia organizada, priorizando estas causas por considerarlas de gran impacto en la comunidad”.

Además, y ante la posibilidad de que ocurran nuevos hechos de sangre relacionados con estos homicidios, el fiscal de Cámaras Camporini decretó que llegado el caso intervendrá el equipo especial y solicitó al jefe de la Unidad Regional II de la policía rosarina, Raúl Ardiles, “la conformación de un equipo de investigación especial que deberá estar a cargo de un oficial jefe, el cual trabajará bajo la supervisión y directivas que le impartan los fiscales designados, tendiente entre otras cuestiones a que en base a tareas de análisis criminal se establezcan los posibles vínculos existentes entre las víctimas ya referidas y otros hechos delictivos que hayan ocurrido en la jurisdicción de Rosario”.

La ya no tan apacible localidad de Gobernador Gálvez se encuentra ahora cercada por retenes de la Tropa de Operaciones Especiales y de la guardia de Los Pumas, de la policía rosarina, para custodiar la zona y detener la escalada de venganzas. En pocos días el barrio parece otro.

Todo empezó en la madrugada del domingo pasado, cuando Claudio Cantero, mejor conocido como “el Pájaro”, cayó con seis tiros en la vereda de la disco Infinity Night, en la localidad de Gobernador Gálvez. El Pájaro Cantero era el líder de los Monos, una de las bandas que, desde el barrio Las Flores, se disputan a sangre y fuego el territorio y el negocio del narcotráfico en Rosario y la conducción de la barrabrava de Newell’s Old Boys. Luego, el lunes, le tocó a Diego Demarre –dueño del boliche Infinity Night, marcado con antecedentes por narcotráfico y antiguo miembro del grupo del Pájaro Cantero-. Demarre volvía de los tribunales, adonde había ido a declarar por este homicidio, cuando recibió él mismo otros cinco disparos. La ejecución ocurrió en la puerta de su casa, en las intersecciones de bulevar Seguí y Maipú: su verdugo puso su Volkswagen Bora a la par de la camioneta Peugeot Partner de Demarre y abrió fuego con una pistola 9 milímetros. Demarre, a quien le decían “el Tarta”, quedó agujereado en el asiento del conductor y a su lado, su mujer, Betina Quintana, resultó ilesa de milagro. La relación entre los dos homicidios no es casual: en el resonante submundo rosarino de la droga todos creen que el Tarta fue el entregador del Pájaro.

Pero hay más: a las 16.30 del martes pasado, dos verdugos abrieron fuego más de treinta veces desde una moto negra de alta cilindrada hacia una camioneta Nissan que se encontraba detenida en la esquina de las calles Acevedo y avenida Francia, cerca de un barrio FoNaVi. Marcelo Alomar, de 34 años, y Nahuel César, de 23, perdieron la vida y otras dos personas (Claudio Hernández y Norma César) resultaron gravemente heridas. Según los investigadores, un hermano de Nahuel César –e hijo de Norma César- sería uno de los ejecutores del Pájaro Cantero.

“Inequívocamente, estos dos nuevos homicidios muestran una relación con los asesinatos ocurridos el domingo y el lunes”, dice el fiscal Guillermo Camporini. “A fuerza de sincero, a partir de lo ocurrido el domingo, uno empezó a evaluar que lo ocurrido el lunes y lo del martes eran hechos factibles, que hubiera una ola de violencia producto de revanchas, de pases de facturas, que eran previsibles. Lo que esperamos es trabajar de la forma más coordinada posible y llegar a detectar de dónde parten las instrucciones para las personas que producen estos delitos”.

Por su parte, Agustín Rossi, el jefe de los diputados kirchneristas, propuso ante la escalada de pólvora la intervención de la policía local. “Mi hipótesis principal tiene que ver con la connivencia entre los dirigentes de la fuerza y el delito narco”, dijo ayer. “El problema que tenemos es que el nivel de complicidad que existe entre sectores de la fuerza de seguridad y los narcos es altísimo y eso permitió que crezca tanto en Santa Fe como en Rosario, por eso necesitamos conducción y decisión a la hora de indicar hacia dónde va la política de seguridad de Santa Fe”. El diputado –él mismo, de origen santafesino- recordó que entre enero y abril de 2013 la “Chicago argentina” registró 82 asesinatos frente a 62 que se dieron en toda la provincia de Córdoba, y propuso que el gobernador Antonio Bonfatti interviniera la Unidad Regional II de la policía rosarina con un civil que tome decisiones inmediatas. “Tratar de deslindar la responsabilidad sacando el problema de las esferas del Estado provincial nos lleva agravar las cosas”, consideró Rossi. “Algunos dicen que estas venganzas son fenómenos que afectan solamente al mundo de la marginalidad. La frase que mejor resume esta idea es ‘se matan entre ellos’, pero eso es falso porque los ajustes de cuentas y las disputas territoriales entre bandas narcos son hoy el principal motivo de inseguridad para los rosarinos y cambiaron radicalmente los hábitos sociales: en la mayoría de los barrios de la ciudad, después de las seis de la tarde ya no queda nadie en las calles y sólo salen los que están obligados a hacerlo”.


Compartir: