Se dice que tres mafias chinas se están disputando el dominio criminal luego de la captura del jefe de la mafia más poderosa en Argentina, lo que demuestra la resiliencia de estas organizaciones y el fracaso de las autoridades en poner freno a sus actividades.
Los investigadores declararon a Perfil que ha habido confrontaciones armadas entre tres mafiosos chinos que pretenden tomar el control de las industrias criminales dirigidas por Pi Xiu, considerada la mafia más grande y violenta del país. El cabecilla de Pi Xiu, Yong Ye, alias «A Di», fue capturado en un operativo conjunto entre Argentina y China, con el nombre de «Cabeza de Dragón«, en junio de 2016.
«Pixiu, la mayor organización de la mafia china en la Argentina, sospecha la Justicia, llegó a controlar más de 300 supermercados en todo el país para recaudar un millón y medio de dólares mensuales. Era, sin dudas, un pequeño imperio», informó Infobae.
Según Perfil, estas organizaciones criminales están involucradas en una variedad de actividades criminales, entre ellas la prostitución, la trata de personas, los secuestros exprés y el narcotráfico.
Se dice que estas actividades son financiadas por la extorsión a supermercados en barrios chinos. La policía dice que los dueños del supermercado pagan hasta US$50.000 anuales en extorsiones, según información divulgada por Perfil.
Las tres mafias que se disputan el control en Argentina son facciones de organizaciones chinas que operan en todo el mundo, según Perfil.
«Yong Ye, de 36 años, apodado «A Di», «el grande», o «el grosso», nacido en la provincia china de Fujián, con DNI argentino, es considerado el líder de la banda. Lo encontraron en su aguantadero más reciente, ubicado en la calle Ramón Falcón al 5200, con siete celulares, una camioneta Mercedes Benz modelo Sprinter, un Toyota Corolla, siete celulares y 130 mil pesos en efectivo», agregó Infobae.
Análisis de InSight Crime
La captura de A Di fue un paso positivo para limitar la presencia de la mafia china en Argentina, pero en los últimos ocho meses se ha visto que los grupos son muy adaptables y que los métodos policiales convencionales se han mostrado insuficientes para combatir lo que sigue siendo un subgrupo elusivo y aislado del hampa en el país.
Como lo ha señalado la cobertura de InSight Crime en el pasado, la lengua y la cultura son algunas de las barreras más fuertes en la investigación de estas mafias. Con pocos agentes chinos en las filas de la policía argentina, la capacidad de las autoridades de infiltrar las mafias e interceptar sus comunicaciones se ve sumamente limitada.
Se necesitarán más operaciones conjuntas con las autoridades chinas, como la que llevó al arresto de A Di, para contener las operaciones de los grupos que se han levantado para retar el poder de Pi Xiu.
Lo que sucede con las mafias chinas en Argentina es un microcosmos de los cambios en el panorama más amplio del crimen organizado en Latinoamérica. Con el arresto o la baja de decenas de capos de la droga en países, como Colombia, México y Honduras, el hampa en la región se está fragmentando cada vez más, con el reemplazo de organizaciones más establecidas por grupos más pequeños. Esta dinámica ha presentado su propio conjunto de problemas de seguridad, pues los grupos pelean por cuotas más pequeñas de las ganancias criminales.
Fuente: Insight Crime. El artículo original aquí.