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El empresario patagónico tiene nuevo defensor.
Ahora que todo el mundo parece estar pendiente del futuro de Amado Boudou tras haber quedado a las puertas del primer juicio oral por los papeles supuestamente truchos que uso para inscribir un coche, hay otras causas que inquietan mucho más a la Casa Rosada.
Hablamos del caso Lázaro Báez, claro. Pocos lo recuerdan pero lo cierto es que el penalista Zenón Ceballos fue uno de los primeros abogados de prestigio en prestarle servicios al kirchnerimo puro.Y ahora fue convocado de nuevo.
Fue el primer abogado que tuvo Ricardo Jaime, allá por 2007, cuando comenzaban a ganar tapas de diarios los múltiples casos de corrupción que supieron encontrar en la secretaría de Transporte su epicentro.
Ceballos fue operador judicial de Ricardo Alfonsín y asesoró en esas lides a Fernando De la Rua. Ahora el Gobierno vuelve a necesitarlo y por eso desembarcó, hace un mes, como letrado en las sombras en la causa que complica al empresario Lázaro Báez y que investiga el juez Sebastián Casanello.
En la Rosada temen que la defensa que encabeza el abogado Juan Manuel Ubeira sea errática y por eso contactaron a Ceballos. Los últimos movimientos de Casanello preocupan en la Rosada, esencialmente porque allí muy pocos saben que tanto hay debajo de la punta del iceberg que representa el emporio comercial de Báez.
El empresario patagónico está preocupado además porque el futuro de la vacante del jugado en La Plata que ocupaba Juan Manuel Blanco, que es en definitiva quien encarceló al valijero Leonardo Fariña.
Baez se tenía más fe con el fallecido juez electoral al punto que intentó sin éxito que toda la causa viajara del jugado de Casanello a la capital provincial donde la caratula del caso es «evasión impositiva» y donde no se discute el origen de los millones que manejaba Fariña.
Ubeira además no es bien visto en Comodoro Py por su intervención en la causa AMIA cuando le tocó defender al ex comisario Juan José Ribelli con quien luego Ubeira se habría terminado asociando en negocios más bien opacos.
