| Motociclistas se oponen

Surge la resistencia al chaleco de Scioli

La medida dispuesta por el gobernador bonaerense es resistida por el sindicato de mensajeros. El fracaso de la misma iniciativa en Colombia y Guatemala. Se pierde la presunción de inocencia.

En el chaleco debe figurar el número de patente.

En el chaleco debe figurar el número de patente.

Por Javier Sinay.

La resolución 224/14, firmada por Daniel Scioli el lunes, no cayó bien entre los usuarios de motocicletas que ahora son obligados, en la provincia de Buenos Aires, a llevar a sus acompañantes con cascos y chalecos reflectantes que tengan impreso el número de la patente del vehículo. “Nos oponemos: estamos en contra contundentemente”, dice Maximiliano Arranz, el secretario adjunto de ASiMM, la Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios, el gremio que los nuclear.

El jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez, explicó que la ley marca dos medidas complementarias: no sólo se trata de la identificación del acompañante, sino también “se invita a los intendentes a restringir las zonas geográficas y los horarios en los que no pueda circular más de una persona por moto, teniendo en cuenta las zonas bancarias, comerciales y las particularidades de su distrito”. Pérez explicó que la desobediencia a la medida será considerada falta grave en los términos de la Ley número 13.927 y al Decreto número 532/09, y que se aplicará la retención preventiva de la moto y de la licencia del conductor.

Mientras ayer a las seis de la tarde un grupo de motoqueros se reunió en el Obelisco porteño para quejarse, el Subsecretario de Coordinación Gubernamental de la provincia de Buenos Aires, Emiliano Baloira, agregó que “esta medida tiene su antecedente en la resolución 1187 del año 2009, que establece la obligatoriedad del uso de casco y chaleco reglamentario para conductores de motos de servicio de delivery y mensajería”. Entre los puntos de la resolución firmada por el jefe de Gabinete surge que “el chaleco reflectante procurará una mejor identificación del conductor y su acompañante tanto en horas del día como de la noche, brindado mayor protección al aumentar la visibilidad de quien transita”, y el casco contribuirá a “disminuir la gravedad de las lesiones en siniestros de tránsito”.

Desde ASiMM vaticinan el fracaso de la medida por dos razones: “por un lado, se está rompiendo con la presunción de inocencia: todos pasamos a ser sospechosos antes de cometer un delito y esto es algo sin precedentes en la democracia argentina”, dice el secretario adjunto, Maximiliano Arranz. “Por otro lado, hay una cuestión operativa: el chaleco tendría que ser entregado por el registro automotor, pero la ley dice que cada uno se lo tiene que hacer en una gráfica… si es por llevar el número real de patente, no tiene sentido”.

Pero los motoqueros se quejan además por la estigmatización a la que temen ser sometidos. “No nos pueden marcar con un número en el cuerpo: somos personas”, se queja Arranz. Y agrega que el gremio ya está trabajando con un equipo de abogados en contra de la ley, y también con el gremio en “medidas de acción directa”. “Ahora empieza la resistencia”, asegura el secretario motoquero.

Aunque llama la atención entre nosotros, la medida no es un invento argentino. Hace años fue implementada en Guatemala: allí es obligatorio el uso de un chaleco naranja para los motociclistas, con dos franjas verticales y dos horizontales de cinco centímetros de ancho, en material retroreflectivo, y el número de la placa con letra tipo Arial, de ocho centímetros de alto y cuatro de ancho. En ese mismo país, en 2009 ya se había legislado el uso del chaleco y casco numerado y también se había prohibido el traslado de dos personas en moto. Se buscaba erradicar los asaltos y asesinatos cometidos por sicarios, pero nadie exigió su cumplimiento. Hoy, cuando el chaleco está en las calles, las cosas no han cambiado demasiado: en enero y febrero de 2014, un centenar de personas fueron asesinadas en ataques desde motos, un 69,4 por ciento más que en el mismo período de 2013, según informó el Grupo de Apoyo Mutuo, una ONG especializada en temas de seguridad ciudadana. La tasa de homicidios en Guatemala es de 34 por cada 100 mil habitantes. En la Argentina, de 5,5.

En Colombia, el chaleco fue obligatorio durante once años, entre 1999 (cuando surgió en Bogotá) y 2010. La medida no sirvió para bajar los delitos, pero además el chaleco se convirtió en un verdadero problema para los motociclistas porque cada alcalde diseñó a su gusto, con medidas y colores variados, lo que hizo que para recorrer el país hubiera que salir con una maleta de chalecos.

En Argentina, la ley provincial podría pasar a ser nacional si el Congreso aprueba un proyecto de ley presentado por la diputada del Frente para la Victoria Dulce Granados (mujer del ministro de Seguridad bonaerense Alejandro Granados y protegida de la presidenta Cristina Fernández). “Queremos ofrecer garantías en el terreno de la seguridad vial con la correcta individualización de los que intervienen en los accidentes y también en la seguridad pública con el fin de disminuir la cantidad de hechos bajo la modalidad conocida como motodelincuencia”, explica Granados. “Todavía estamos en tiempo de prevenir y revertir el incremento progresivo de accidentes y de delitos provenientes de las motos”. De acuerdo al proyecto de Ley, conductores y acompañantes deberán tener en su parte delantera y trasera el dominio del vehículo fácilmente legible y con carácter indeleble. Además, se indica que cualquier conducta para impedir la identificación de la patente o para cubrirse el rostro será considerada una falta grave y se penará con arresto, inhabilitación y multas.