Por Rafael Saralegui
Una de las claves en la causa por la que el ex titular de la Sedronar José Granero terminó procesado como partícipe de la entrada de miles de kilos de efedrina al país que luego fueron desviadas hacia el narcotráfico es poder saber quién o quienes en la Casa Rosada estaban interesados u operaban para que se pudieran realizar las maniobras.
Los cruces telefónicos y los personajes que aparecen nombrados en el auto de procesamiento dictado por la jueza federal María Servini de Cubría contra Granero, Julio de Orue, ex director del Registro Nacional de Precursores Químicos (RNPQ), y Gabriel Abboud, quien primero fue Director Nacional Planificación y Control del Tráfico Ilícito de Drogas y Precursores Químicos y luego se desempeñó como Subsecretario Técnico de Planeamiento y Control del Narcotráfico, son ilustrativos para poder entender la trama.
Granero estuvo al frente de la Sedronar entre 2004 y 2011, luego de un primer paso en el PAMI como subinterventor, previo a su llegada al organismo de la mano de Néstor Kirchner, con quien se había enfrentado políticamente en Río Gallegos, para terminar luego al lado del fallecido presidente. Según, el auto de procesamiento, antes de la llegada de Granero al Sedronar, las importaciones de efedrina no superaban los 1500 kilos anuales. Después, 40 mil kilos terminaron en manos de los narcos.
Granero se fue de la Sedronar en 2011 supuestamente enfrentado con Aníbal Fernández. En teoría, el odontólogo Granero encabezaba una línea dura, mientras que el abogado Fernández impulsaba una política de despenalización del consumo, similar a la que llevó adelante el presidente Mugica en Uruguay. Pero Granero no se fue del gobierno. Encontró refugio como director en Enarsa, la empresa nacional de energía, donde acaba de renunciar.
Granero, Abboud y De Orue eran los tres funcionarios que podían autorizar la importación al país de los productos registrados en RNPQ, sustancias que pueden ser utilizadas en la industria, pero que además pueden ser derivadas al narcotráfico, de ahí la necesidad de su fiscalización y control. “Es decir, ningún kilo de efedrina podría haber ingresado legalmente al país sin el conocimiento, consentimiento y autorización de los tres funcionarios públicos de la Sedronar sometidos a proceso”, escribe Servini de Cubría en el auto de procesamiento. Los pedidos de importación de efedrina eran antes de unos pocos kilos, hasta que en un momento pasan a ser de cientos o miles de kilos. La efedrina, importada de India o China, luego era vendida a carteles mexicanos para la producción de metanfetaminas o su procesamiento en laboratorios locales.
Alfredo Augusto Abraham es otro de los nombres centrales de la trama. Fue detenido en febrero de 2009, en una causa que fue derivación de la originada por el triple crimen de General Rodríguez, donde fueron asesinados tres jóvenes que habían ingresado en el negocio ilegal de la efedrina.
Abraham y Guillermo Manfredi eran socios en Farmacéutica Argentina Sociedad Anónima (FASA) una de las empresas investigadas por la justicia federal en la causa de la “ruta de la efedrina”. Granero dijo haber visto sólo tres veces en su vida a Abrahman. Dijo que una vez lo había visto en el PAMI porque lo había confundido con un médico psiquiatra.
De Orue fue quien desmintió a su superior. Al declarar como imputado, relató a la jueza que Granero lo había llamado a su despacho para presentarle a un “amigazo”. Este resultó ser Abraham, quien en palabras de Granero, debía realizar algunas importaciones de efedrina.
Sandra Oyarzabal fue asesora de Granero en la Sedronar y pareja de Abraham hasta 2009. Otra colaboradora de Granero, Susana Muzzio, a su vez declaró que trabajó en la Sedronar entre julio de 2004 y febrero de 2006. Luego comenzó a trabajar en una farmacéutica Prefarm (otra de las empresas investigadas) gracias a los contactos de Abraham, a quien conoció a su vez por intermedio de Oyarzabal. Muzzio dijo que Oyarzabal entró en la Sedronar por su pareja. Abraham aparece mencionado en la causa del triple crimen (los asesinatos de Bina, Forza y Ferrón) como proveedor de efedrina de Ivar Pérez Corradi, quien a su vez la vendía a los mexicanos y supuesto ideólogo del homicidio de los tres muchachos que le querían soplar el negocio.
Durante el allanamiento se que realizó en el domicilio de Abraham se encontraron tarjetas personales de Granero. En una de las tarjetas estaba escrito un número de teléfono fijo y un número de celular junto al nombre “Zacarías, Miguel”. Miguel Zacarías era el secretario privado de Granero en la Sedronar. También Muzzio dijo haber visto a Abraham en la oficina de Granero en el PAMI, o sea un año antes de su llegada a la Sedronar.
Otro nombre importante es el de Pedro Lucas Paradelo, quien aparecía como empleado del RNPQ, dirigido por De Orue. El cruce de teléfonos establece que Paradelo registra “3 llamados telefónicos con Sandra Oyarzabal (recordemos, asesora de Granero en la SEDRONAR, luego empleada de Farmacéuticos Argentinos SA y pareja de Alfredo Abraham -integrante de FASA-), casi 40 con Susana Muzzio (empleada del PAMI, la SEDRONAR y luego de Droguería Prefarm S.A.), 1 llamada con Alfredo Augusto Abraham y 2 con Camilo Verruno. Además de casi una veintena de comunicaciones con el Servicio de Comunicaciones de la Casa Militar y casi 10 llamados de otros 3 abonados distintos de Presidencia de la Nación y 1 de la Jefatura de Gabinete de Ministros”.
Paradelo es el titular de la escribanía que lleva su apellido y está situada sobre la calle San Martín en Río Gallegos. Un empleado de la escribanía dijo a CyR que Paradelo estaba actualmente en Buenos Aires y que no regresaría a Gallegos hasta mediados de agosto. Según el auto de procesamiento, las llamadas que recibe Paradelo entre los abonados mencionados son poco antes o poco después que se autoricen las importaciones de la efedrina. “De allí que pueda colegirse, fundadamente para esta etapa procesal, una clara conexión entre alguna persona que emplea un teléfono instalado en la Casa Rosada, con el personal de la SEDRONAR, y a su vez, de este último con personas seriamente vinculadas a maniobras de narcotráfico. Un dato más, el propio Abraham realizó tres llamados telefónicos al abonado instalado en la Casa de Gobierno identificado como del Servicio de Comunicaciones de la Casa Militar (precisamente aquel abonado que registra la mayor cantidad de llamados a los celulares de Paradelo y Zacarias)”, escribe Servini de Cubría en el procesamiento. Falta determinar entonces, quién o quienes en la Casa Rosada, estaban tan interesados en las importaciones de efedrina, no con fines farmacéuticos, por cierto.