| Un delito que crece

Se roban 6500 celulares por día

La reventa en el mercado negro hace que se alimente el robo de aparatos en la vía pública. Las leyes Blumberg no sirvieron para frenar esta modalidad.

El robo de teléfonos es creciente.

El robo de teléfonos es creciente.

Por Rodolfo Palacios.

El arrebato dura pocos segundos. El acto, en casi todos los casos, parece calcado: el ladrón sorprende a la víctima en la calle, le manotea el celular y corre velozmente. Por día, ocurren al menos 6500 escenas similares. Esa  es la cantidad de teléfonos robados en la Argentina: 270 por hora, 4 por minuto. Aunque se endurecieron las leyes y se supone que hay más control, el robo de celulares sigue en aumento.

Nadie parece estar a salvo de esta modalidad delictiva. El miércoles 3, en Lanús, un subcomisario del Grupo Halcón fue golpeado por dos delincuentes que le robaron el celular y la pistola cuando caminaba desde un garaje hasta su casa. En algunos casos, no son arrebatos, sino robos a mano armada. En Conde y Jorge Newbery, Colegiales, un ladrón le puso la pistola en la cabeza a un hombre para robarle el celular y un MP3. En Moreno y Salta, una mujer y un hombre fueron asaltados también por un ladrón armado que les exigió sus modernos celulares.

¿Por qué el robo de celulares volvió a estar en auge? Para el comisionado Gabriel Rojas, a cargo del área de Investigaciones Telemáticas de la Policía Metropolitana, es por la alta demanda que maneja el mercado negro. “Las zonas más calientes son Liniers, Once Constitución y Retiro. ¿Por qué funciona este negocio ilegal? Porque hay gente que compra celulares en esos locales. Y la mayoría de esas personas son honestas, pero por comprar un teléfono mucho más barato no se dan cuenta que están siendo cómplices de la delincuencia”, dijo Rojas a CyR.

Un informe de la consultora Carrier y Asociados reveló que uno de cada cinco teléfonos celulares comprados se vincula con una situación de hurto o robo previo, lo que supone que el promedio diario de unidades adquiridas a partir de delitos ascendió a 6.575.

“Lamentablemente es un delito que no para porque el mercado negro está vigente. Todos debemos saber que si compramos un teléfono a bajo precio quizá estamos comprando algo manchado con sangre. Y en ese caso seríamos cómplices de los delincuentes.  Todo celular barato tiene un origen ilegal. Si no se vendieran, los hechos serían menos. Hay robos a pedido”, le dijo a CyR Néstor Fortunato, especialista en seguridad.

No hay ninguna nueva modalidad delictiva en relación a este tipo de robos. En la mayoría de los casos, los ladrones arrebatan el aparato y salen corriendo, ya sea en el subte, en los colectivos, en las estaciones de trenes. “En general actúan cuando la persona saca el teléfono para hablar o escribir un mensaje. También roban a los automovilistas. Mi consejo es que hablen por un auricular, el manos libres, y que guarden el celular en un bolsillo enroscado en velcro, puede parecer rebuscado pero hay que obstaculizar la labor de los ladrones”, opinó Fortunato.

Para el comisionado Rojas, el robo de celulares es comparable a lo que fue, en su momento, el robo de estéreos:  “Antes, los estéreos se compraban a buen precio en la calle Libertad y todos sabían que su origen era dudoso. La ruta de un celular robado comienza cuando el ladrón lo arrebata, enseguida lo vende a un 25%, aunque depende del equipo, paso a manos del desbloqueador que le pone otro chip y vende el aparato al comerciante que lo termina exhibiendo en su local. Antes se hacía todo en un mismo negocio, ahora las cuevas están apartadas, en el fondo. Venden el celular a 1000 pesos y el negocio lo revende a 1500, si el equipo es de última generación”, dijo Rojas.

Fortunato dijo que la mejor forma de prevenir es no sacar el celular en la calle, mucho menos si se camina por una zona donde transita mucha gente. “No hay mucho misterio. Lo ideal es no hablar, pero es imposible en estos tiempos que corren, más cuando mucha gente usa el aparato para ver videos o escuchar música”, dijo.

En 2004, en medio de la presión que generaron las marchas impulsadas por Juan Carlos Blumberg, fue sancionada la ley 25.891, que entre sus principales disposiciones estableció que las empresas que comercialicen equipos o terminales móviles, “deberán registrar y sistematizar los datos personales, filiatorios, domiciliarios, que permitan una clara identificación de los adquirentes”. Es decir, cada celular debía estar registrado con los datos personales del dueño.

Por otra parte, todos los teléfonos tienen un número de IMEI (Identidad Internacional de Equipo Móvil), un código pregrabado en los teléfonos móviles GSM que identifica al aparato unívocamente a nivel mundial, y es transmitido por el aparato a la red al conectarse a ésta. Más allá de todas esas medidas, los ladrones se las ingeniaron para vulnerarlas: tiene un programa que logra borrar esa clave. Es por eso que se aconseja que cada usuario sepa su número de IMEI de antemano para notificarlo a la compañía inmediatamente después de sufrir un robo.