Por Javier Sinay.
El Fuero Contravencional porteño dio a conocer una estadística que dice que en el año 2012 se abrieron 3.058 expedientes en relación a la figura conocida como “retribución para el cuidado vehicular”; es decir, “trapitos”. En promedio son unas 255 denuncias por mes, unas 9 por día y una cada tres horas. La mayoría de las presentaciones mencionan amenazas, vidrios rotos, rayones, abolladuras y hasta robos. En las estadísticas también entran los limpiavidrios, que actúan en banda, en los semáforos y que no siempre esperan una seña afirmativa del conductor para ofrecer su vehemente servicio de higienización.
Según el abogado Javier Miglino, de la ONG Defendamos Buenos Aires, estos personajes típicos de las calles porteñas mueven ya millones de pesos por día: la ONG estima que cada trapito recauda seis mil pesos por mes. “En promedio, hay unas 20 mil personas que cumplen estas funciones en las arterias de la ciudad o en los alrededores de estadios en ocasión de eventos con gran asistencia de público”, dijo Miglino, “en el marco de un fenómeno que crece desde 2004, sin control o voluntad política por parte del gobierno de Mauricio Macri”.
Belgrano, Palermo, Almagro y Flores son los barrios de moda entre quienes se dedican al “trapitaje”, como se conoce a la actividad en la calle. La actividad, que no tiene regulación ni control, despierta polémica desde que en el año 2004 comenzó a transformarse en rutina.
Con la publicidad de esta nueva estadística, el legislador macrista Roberto Quattromano recordó su proyecto de ley para prohibir a los cuidacoches y a los limpiavidrios: “Debemos tener una ley que nos cuide por eso tenemos que tomar conciencia de estas acciones y darnos cuenta que no se puede vivir siendo extorsionados por personas que se adueñaron del espacio público”, dijo. “En la Legislatura Porteña buscamos prohibir desde el PRO a estas mafias pero la oposición quiso blanquear esta actividad”. Para el diputado porteño, es derecho de cualquier ciudadano dejar el auto en cualquier lugar sin tener que pensar si corre riesgo si no se le paga “a estas organizaciones mafiosas”. “De otra manera vamos a hacer rehenes eternos», agregó.
En febrero de 2012 el tema llevó polémica a la Legislatura, cuando Macri vetó una ley que creaba un registro de cuidadores de vehículos y los organizaba. “No vamos a cederle el espacio público a las mafias”, decía entonces Quattromano. El kirchnerista Juan Cabandié, en cambio, aseguraba que Macri vetaba una ley debatida durante meses y sancionada por la mayoría de los legisladores.