La localidad salteña de San Lorenzo, a doce minutos de la capital de la provincia, quedó marcada desde el 15 de julio de 2011, cuando las turistas francesas Moumni Houdeo y Cassandre Bouvier fueron asesinadas salvajemente (aunque recién el día 29 serían hallados sus cuerpos). Dos años después, con el juicio anunciado para iniciarse en noviembre de 2013 y pospuesto para enero de 2014, San Lorenzo es nuevamente regada con sangre: esta vez, la de Luis Sarmiento, un testigo clave en el mismo caso.
Este hombre de 27 años fue asesinado el domingo 13 de octubre en las cercanías del cementerio de la localidad –en el barrio de San Agustín-, donde recibió una cuchillada. “Fue atacado con un cuchillo por dos hombres y dos mujeres que lo rodearon y, luego de discutir un par de minutos, uno de los hombres le dio una puñalada en el vientre”, avisó una voz anónima al número 911.
Según Marcelo Arancibia, abogado del acusado Daniel Vilte Laxi, esta nueva víctima podría haber aportado en el juicio pruebas importantes sobre el doble asesinato, sosteniendo que la causa fue armada para culpar a Vilte Laxi. Durante el allanamiento realizado en la casa de Vilte Laxi por la Brigada de Investigaciones en agosto del 2011, se encontró un arma calibre .22, pero Sarmiento aseguró haber visto cómo la Policía hizo una excavación en el patio para colocar el arma en cuestión y luego llamó a testigos. A la vez, el padre de Sarmiento había sido detenido en esta causa, que todavía mantiene presas –además de Vilte Laxi- a otras dos personas: Santos Clemente Vera y Gustavo Lasi.
“No sé a quién se está protegiendo, pero Daniel Vilte Laxi ha aportado una serie de pruebas que lo desvinculan y vamos a lograr su absolución”, confía ante Crimen y Razón el abogado Arancibia. “Gustavo Lassi no ha actuado solo: este es un hecho que necesariamente requiere de dos o más personas, hasta tres o cuatro”. Aunque el juez Martín Pérez indicó que el caso está resuelto y que así se verá en el debate, el abogado defensor critica los razonamientos que utilizó: “el juez creyó que en 20 minutos mi defendido podía eyacular anal y vaginalmente a dos personas, y tomó además otra serie de mentiras”.
La causa, de 17 cuerpos, es para este abogado “la injusticia más grande que vi en mi vida y en varias décadas de profesión: desde Salta le mintieron a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y ella tuvo que mentirle, sin saberlo, a Nicolas Sarkozy. Los ADN nada tienen que ver con Vera ni con Vilte”.
El caso deja una larga estela de incertidumbre: en la mañana del 24 de noviembre de 2011, el jefe de la Brigada de Investigaciones se suicidó con su arma reglamentaria. Era el comisario Néstor Píccolo y había comandado a treinta y tres hombres que participaron de la pesquisa.