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Salidas transitorias para los ex policías que asesinaron a Natalia Melmann

Por Javier Sinay.

Los tres ex policías bonaerenses que violaron y mataron a la joven Natalia Melmann en febrero de 2001 en Miramar – Ricardo Suárez, Carlos Echenique y Ricardo Anselmini- podrán comenzar a dejar la cárcel: el juez de Mar del Plata Ricardo Perdichizini les otorgó el beneficio de salidas transitorias para los fines de semana, para “integrarse socialmente y ver a su familia”, de modo que en dos años podrán aspirar a una libertad total.

El fallo de reclusión perpetua que recibieron los tres procesados fue ratificado en cuatro instancias por las cortes de Mar del Plata, los tribunales de Casación, la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires y por la Corte Suprema de Justicia de La Nación, tras la huelga de hambre realizada en mayo por el padre de Natalia.

Natalia Melmann.

“Nosotros no somos parte de la ejecución de la pena”, dice Gustavo Melmann, el papá de Natalia. “O sea que hay una falencia en el derecho penal. Si el derecho penal está montado en el objetivo de generar la pena, ¿cómo es que podemos ser parte de todo el proceso, emitiendo prueba y elevando la causa a juicio, pero no podemos ser parte de lo que persigue la Justicia, que es la pena?”.

Sin embargo, Gustavo Melmann dice que aparte del reclamo ante la Corte Suprema de la provincia que ya hizo, lo que pide concretamente es que “si van a tomar esta medida antes de que se pueda rebatir en otro estrado judicial superior, que no traigan a los condenados al pueblo. Este es un pueblito de 50 manzanas y hay que convivir”. Es que los Echenique son quince hermanos y cabe la posibilidad de que uno de los asesinos de Natalia Melmann termine viviendo a escasas dos cuadras de la casa de la familia de su víctima. “Es un grado de exposición inhumano para con nuestra familia”, sigue el padre de Natalia Melmann. “Pareciera que los jueces no ven la realidad a la que están exponiendo a mi familia, o que no hayan visto cómo a lo largo de todo este tiempo estuvimos expuestos a amenazas y atentados”.

Pero si la Sala de la Cámara de Mar del Plata le concedió a los condenados las salidas transitorias es porque sus abogados han pedido en la Corte Suprema aplicar el derogado beneficio del dos por uno bajo pretexto de que a su entender la condena no estaría confirmada a once años del crimen porque continúan apelando. Y porque el mencionado juez Perdichizzi ya había otorgado salidas transitorias sin los controles pertinentes a un violador serial, Víctor Elías Lozano, que había atacado sexualmente a más de trece mujeres.

Gustavo Melmann.

“Si varios de los jueces de la República Argentina determinan que la pena para esta gente es de reclusión perpetua, otros jueces no pueden declararla anticonstitucional”, agrega Gustavo Melmann. “Por otro lado, el dos por uno estaba implementado para la prisión preventiva porque los juicios se dilataban muchísimo. En este caso el juicio se realizó al año y medio, y no estuvieron detenidos previamente. Se cumplieron todos los pactos internacionales. Además, hay gente que no tiene recuperación social. El esfuerzo que tiene que dar la sociedad y la justicia es tratar de recuperar y regenerar a los que han cometido otro tipo de delitos. Pero quienes han violado, torturado y matado siendo miembros de una fuerza de seguridad, y no sólo lo hicieron con Natalia sino también con otras personas, según se vio en el juicio, no pueden gozar de los mismos beneficios. Por otro lado, la justicia debe dar una pauta a la sociedad y generar normativa para demostrar qué es lo que le pasa al que comete este tipo de delitos. Nueve años y pico de cárcel no es una sentencia ni reparatoria ni justa para quien comete un delito tan aberrante”.

El padre de Natalia Melmann advierte que los ciudadanos de Melmann harán un control de los ingresos de las personas al pueblo para evitar que los asesinos vuelvan a Miramar. “Que se vinculen con sus familias en otro lugar, pero no en un pueblo de cincuenta hectáreas”, pide el padre de la chica asesinada. “Yo me fui de la Capital Federal para que mis hijos pudieran gozar de la libertad. Pensaba que estas cosas no pasaban en los pueblos chicos y creía que los chicos podían manejarse con sus bicicletas sin que nadie les haga daño en la calle. Buscamos un lugar que fuera extremadamente tranquilo y chico para mejorar nuestras condiciones de vida. Nos equivocamos. Ahora mi mujer tiene la decisión firme de no irse del pueblo porque en todo caso los que se tienen que ir son ellos. Pero la realidad es que estamos en una situación comprometida. Acá corresponde que nos protejan a nosotros”.


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