
El histórico presidente de la Cámara Penal de San Isidro, Ernesto García Maañón, presentó este jueves su renuncia al cargo, luego de que una funcionaria judicial lo denunciara por acosarla sexualmente cuando la amenazó con sacarle el cargo sino accedía a sus requerimientos.
Hizo la presentación después de que la Suprema Corte de Justicia de la provincia hubiera puesto en marcha un sumario administrativo para investigar la conducta del juez, quien esta mañana presentó su dimisión ante el máximo tribunal bonaerense.
Fuentes al tanto del caso confirmaron a CyR que en la mañana de este jueves el camarista presentó la renuncia ante la Suprema Corte. Ahora el gobernador Axel Kicillof deberá decidir si la acepta o si avanza el sumario y el eventual juicio político al juez.
“En principio, presentó la renuncia. Ahora, la posición de esta asistencia letrada y de la particular damnificada es recomendar al gobernador de la provincia de Buenos Aires es que no la acepte”, dijo a CyR el abogado Juan Saucedo, representante de la víctima.
“La idea es que se haga el Jury, porque de aceptarlo no solamente sería dotar de impunidad a casos graves como el denunciado por tener poder, sino también brindarle un privilegio manteniendo su condición de juez”, agregó el abogado.
“Sería un contrasentido de las políticas de género que el gobernador Axel Kicillof se jacta de implementar en la provincia”, abundó.
Otra víctima
Otra mujer que había sido citada para declarar como testigo en el sumario, también denunció que fue acosada sexualmente y en forma laboral por el mismo juez, quien hace años se desempeña en el distrito judicial San Isidro.
De acuerdo con el relato que publica hoy el diario La Nación, esa testigo dijo en su declaración que también había sido manoseada por el juez, por lo que de testigo también pasó a convertirse en víctima del magistrado.
“La testigo también habría contado que fue pareja de García Maañón, de 76 años, y que después de que la relación sentimental no continuara, el magistrado le quitó la mayoría de las tareas que realizaba en la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro”, agrega el diario.
En la denuncia que la mujer realizó ante la Subsecretaría de Control Administrativo de la Suprema Corte de Justicia hizo un relato pormenorizado de las situaciones de abuso que sufrió desde fines de febrero pasado, cuando García Maañon, de 76 años, estaba a punto de volver a ejercer la presidencia de la Cámara.
Denuncia penal
Pero además de la presentación ante la Corte, la víctima hizo una denuncia penal. Tres fiscales se excusaron de intervenir -Facundo Osores Soler, Bibiana Alejandra Santella y Andrés Quintana-, hasta que el fiscal José Amallo, de la UFI de Tigre, aceptó hacerse cargo de la causa.
“Comenzó un vínculo cordial, basado en el respeto y la confianza, de índole laboral, al menos de mi parte, sin embargo con el correr de los días comenzó a mencionar mediante mensajes o en forma personal que le parecía atractiva, que no me tire a menos, que así tenía que ir por la vida, señalando que era “opinión masculina experta””, relató la denunciante.
En otro momento, la mujer accedió a ir a cenar con el juez para decirle fuera del ámbito laboral que frenara con sus avances. “En ese momento me tomó de la cintura e intentó bajar la mano hacia mi cola, me sorprendí y di un paso hacia atrás, le dije ¿Pasó algo? Me dijo no, solo quería verte. Mi reacción fue como bueno ya me vio me retiro, y luego traigo la firma, salí con paso apurado del despacho, era incrédula de estar vivenciando esta situación”, dijo la denunciante.
La víctima agrega: “luego de hacer saber al Dr. Ernesto A. A. García Maañón que no tenía ningún tipo de interés de índole sentimental, ni sexual, ni emocional el vínculo laboral se modificó radicalmente, dado que a partir de allí comenzó a ejecutar diversas acciones que de a poco fueron afectando mi salud emocional y finalmente mental, llegando al día de hoy a encontrarme con licencia psiquiátrica por “trastorno de ansiedad”, lloro todo el tiempo, me angustia pensar que puede tomar represalias, tuve que iniciar tratamiento con intervención de psicóloga y psiquiatra. Dicha situación me generó culpa, y mucha angustia.”