El reordenamiento del Consejo de la Magistratura tras la avanzada contra el camarista Eduardo Freiler -suspendido en una sesión escandalosa- incluye un aspecto poco revisado: que el juez Luis Cabral queda a cargo de la Comisión de Administración del cuerpo colegiado.
Audaz, ya tuvo un gesto inicial y no presentó queja alguna contra el plan del administrador Agustín Cinto (hombre de Horario Rodríguez Larreta) de comprar para uso de su oficina un auto de alta gama color negro.
Ahora Cabral va por algo mucho más ambicioso. Revivir la obra de un edificio “inteligente y de última tecnología” ubicado en la calle Uruguay 722 cuyos costos fueron millonarios pero nunca se construyó.
Fue un escándalo del tramo final del kirchnerismo. La edificación destinada a juzgados civiles, ronda en una posible sobrefacturación que benefició a la empresa RIVA SA., la misma empresa que salió ganadora en el llamado a licitación del Gobierno de Cristina Kirchner para la construcción de un megaedificio en la isla Demarchi, que tampoco nunca se concretó.
En su momento Rodolfo Canicoba Corral abrió una investigación que habría utilizado como mecanismo de presión ante Ricardo Lorenzetti cuando desde Balcarce 50 querían echarlo de su despacho al inicio de la gestión macrista.
Obvio: es sabido que toda el área de administración de Consejo está digitada por la Corte. Juan Cubría intentó cambiar esa lógica y debió dejar el cargo lo cual hizo estallar la relación entre la jueza federal María Servini de Cubría y la Casa Rosada.
La maniobra del edificio encubriría desvíos de fondos, ya que se adjudicó el proyecto a la empresa RIVA S.A, la obra no se realizó, los pagos millonarios se efectuaron y ahora hay una nueva licitación que se adjudicaría a la misma empresa.
Dicen en el Consejo, que quien avaló este proyecto fue el ex administrador Germán Krieguer, hombre de Lorenzetti que desapareció de la escena hace meses y que intenta rehacer su vida en Rosario. Al momento de la adjudicación en 2009, Krieguer, no tenía título universitario y había sido nombrado por el entonces presidente del Consejo, el todavía camarista Cabral.