Juan Carlos Cardozo (25), el hombre que asesinó en Benavídez a la hija, la hermana y la abuela de quien entonces era su ex pareja, fue condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal 7 de San Isidro a reclusión perpetua por los delitos de «homicidio agravado por alevosía (dos hechos) y homicidio agravado criminis causa». El acusado había confesado los crímenes al momento de ser detenido y durante el juicio argumentó que actuó de esa manera porque estaba «poseído» por un demonio y que no controlaba sus actos.
Romina Martínez (27), que al momento de los asesinatos era la ex novia de Cardozo, luego lo perdonó y ahora está embarazada de él. Por pedido del fiscal de la causa, Ricardo Juan, la mujer será citada a declarar en las próximas semanas porque sospechan que fue cómplice de los asesinatos de su propia familia.
En los alegatos formulados el 16 de este mes, el fiscal Juan consideró a Cardozo responsable del delito de «homicidio agravado por alevosía (dos hechos) y homicidio agravado criminis causa» y solicitó que se lo condene a reclusión perpetua y se le sume la accesoria por tiempo indeterminado para que nunca pueda recuperar su libertad.
Además advirtió desde un comienzo que consideraba «acreditados» los hechos llevados a juicio, que entendía que Cardozo había actuado con «perversidad» y había dado una «muerte violenta» a la hija, la hermana y la abuela de Martínez.
El fiscal enfatizó en distintas oportunidades que el acusado se aprovechó de la indefensión tanto de Nilda Ludovica Ham (76), por ser una anciana con dificultades para caminar tras haber sufrido un ACV, como de Marisol (6), por ser una niña muy inferior en tamaño y porque además se encontraba durmiendo cuando fue atacada.
Juan también se refirió a la confesión de Cardozo, quien brindó detalles de los homicidios tanto en la etapa de instrucción de la causa como al declarar en el juicio, aunque dijo haberlo hecho «como poseído» por una «voz gruesa» que le ordenaba qué hacer. «Creo que estas afirmaciones no persiguen otra cosa que posicionarse en una situación procesal favorable», dijo Juan, y agregó que creía que debían «descartarse de plano porque las pericias psicológicas (practicadas a Cardozo) han sido contundentes y lapidarias».
Los hechos sucedieron el 27 de agosto del 2012, en una casa de la calle Uruguay 633, cuando Cardozo fue a buscar a Martínez, quien lo había dejado una semana antes. Según se determinó en un principio, el acusado habría tenido un ataque de ira al no encontrar a la joven y mató a puñaladas a la abuela de la chica, Nilda Ludovica Ham (76); luego a la hija que la mujer había tenido con una pareja anterior, Marisol (6); y finalmente a la hermana de Romina, María Florencia Martínez (15), a quien, según determinaron los jueces Victoria Díaz García Maañón, Eduardo Lavenia y María Coelho, asesinó para encubrir los primeros dos crímenes.