Alvarez salió de los primeros planos.

Hace tiempo que el ex secretario de Justicia Julián Alvarez aparece corrido de la escena política y de los primeros planos. En los primeros meses del macrismo seguía circulando los tribunales y se presentaba como interlocutor del kirchnerismo duro. Era su modo de reinventarse tras su derrota en Lanús a manos de Néstor Grindetti.

Pero de un tiempo a esta parte perdió el favor de Máximo Kirchner y el núcleo duro de La Cámpora optó por marginarlo, aseguran quienes conocen la interna de la agrupación juvenil.

El incidente más reciente fue cuando la senadora Virgina García, santacruceña, hermana de la esposa de Máximo, y con asiento en el Consejo de la Magistratura advirtió que el ex funcionario seguía operando en el organismo vía el académico Jorge Candis. Habló con Máximo quien luego cuestionó duramente a Alvarez.

Desde ese entonces casi no volvió a haber contacto. El recelo se extendió en el bloque. «Señalan que Alvarez, a pesar de haber protagonizado momentos de fuerte enemistad con la justicia, se alejó de la gestión sin causas abiertas lo cual genera sospechas sobre algún intercambio de información que posibilitaría el blindaje», aseguran las fuentes.

A esto se suma que recientemente se mudó a un departamento muy coqueto y llamativo. El diputado Andrés Larroque suele compararlo con Diego Bossio que fue figura central del kirchnerismo pero ahora se ha reubicado muy bien en el nuevo esquema.

Otro caso parecido a Alvarez y que desata comentarios es el de su amigo Mariano Recalde, que en su momento precisó que su padre Héctor desembarcara en la Magistratura por miedo a terminar preso y ahora, tras su salida de Aerolíneas tiene una actualidad sin turbulencias procesales.

Quienes lo tratan  a Alvarez aseguran que no se quiere retirar de la política y que el año que viene buscaría ser diputado pero sus recientes cortocircuitos ponen en duda que lo sea a través del Frente para la Victoria. Se verá en los reacomodamientos inevitables en 2017.