Por Ignacio Ramírez.-
La realidad de los pabellones vip en las cárceles ya no es un mito o secreto a voces. Los cupos, las visitas de encuentro, mejores condiciones de alojamiento, la posibilidad de acceder a drogas, tecnología, y otras comodidades está a la mano de todo preso que este dispuesto a pagar en efectivo por estos beneficios; todo esta tarifado.
Lo que nació como un privilegio para los militares condenados por delitos de lesa humanidad, se convirtió en algo habitual para delincuentes comunes que tengan resto para pagar por las inmunidades. Negocios oscuros intramuros, bajo el paraguas de juzgados y el poder político que mira para otro lado.
Unidades donde se negocia habitar ciertos pabellones denominados de autodisciplina, es decir, lugares donde no se corre peligro y que tiene comodidades o lujos; pero se tiene que pagar para ser alojado allí. Eso sí, lo recaudado clandestinamente no tributa.
En la Unidad 35 de Magdalena, Buenos Aires, funciona el programa Casas por Cárceles que implementó el Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense, a cargo de Ricardo Casal. Se habilitaron 936 nuevas plazas para alojar detenidos con diversas condiciones de confort en diferentes puntos de la provincia. Según el Ministerio es “una oportunidad para aquellos detenidos que, según la evaluación favorable de los grupos profesionales de la institución, se encuentran en condiciones de acceder a un régimen abierto o semiabierto, los que –en principio- están próximos a cumplir el tiempo de su condena”.
Algo que a priori podría ser una buena iniciativa para favorecer el retorno de los condenados a la vida civil, tiene una contracara: las pésimas condiciones edilicias de la mayoría de las cárceles bonaerenses. Además, se abre el juego a un negociado oscuro: presos que pagan por acceder a esos privilegios.
Personal del Servicio Penitenciario Bonaerense no cree que sea un programa utilizado con este fin, al compararlo con la realidad edilicia y de condiciones laborales de la unidad. Penitenciarios consultados indican que el programa termina siendo un caldo de cultivo para generar más presos vip: “Que les parece estas casas a estrenar con todo amueblado hasta parrilla sin habitar listas para hacerlo hace mas de un año. Son para internos vip y no para lo que supuestamente es el programa”.
“Las casitas no tienen requisas, y los internos tienen de todo, cable, celulares, wifi, etc. Es un programa de régimen abierto que se transformó en un negocio para los penados, exceptuando violadores y homicidas”, relatan las fuentes consultadas.
Casas por cárceles es un programa que implementó el gobierno para los internos beneficiados con el articulo 100 del código de procedimiento penal. El foro de Sub Oficiales del Servicio Penitenciario Bonaerense duda sobre su implementación y naturaleza del programa.
La secretaria general del Sindicato Penitenciario y Policial SEPPA (Córdoba), Adriana Rearte denunció la semana pasada a CvR la realidad del penal de Villa María, donde los presos estaban de fiesta con cocaína, celulares y cuchillos. “Algunos establecimientos reciben llamados de jefatura del servicio y del Ministerio de Justicia para autorizar cosas que no se pueden ingresar y hasta visita nocturnas, ellos tienen direct tv, internet, celulares, computadoras, cocinero propio, y toda clases de favores que se puedan imaginar hasta el visto bueno que en horarios distintos y para que no se junten con la esposas de algunos de ellos la novia (amante) la hacen ingresar fuera de los horarios convenidos”.
“Lo lamentable además de esto es que existe un submundo el de la indiferencia, chicos que entran por un hurto simple y salen adictos a las drogas, escasas condiciones de alojamiento con cucarachas y mugre, más los presos vip amparados en el poder de su fuerza hacen estragos es muy lamentable lo que esta pasando”, relata Rearte.