Por Ignacio Ramírez.
Quedar discapacitado en cumplimiento del deber no tiene precio. Por el contrario, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, a través del Ministerio de Seguridad, parecería dar la espalda a efectivos policiales que fueron heridos en cumplimiento del servicio, al padecer una enfermedad grave o terminal. Recibir una bala, quedar inválido, o tener un sufrimiento terminal, son casi sentencias de muerte y abandono.
Casos sobran: policías que no cobran indemnizaciones en más de diez años, efectivos abandonados a su suerte por la ART y el Ministerio durante más de 12 meses, esposas e hijos que tardan años en poder acceder a una pensión mínima.
Para el presidente de la ONG Policías Autoconvocados y delegado del Centro Policías Heridos en Acto de Servicio provincia de Buenos Aires, Raúl Ricardo Andrade, no es una situación nueva, y el estado de situación es crítico y alarmante: “Los compañeros son abandonados a su suerte. La actual gestión no soluciona nuestros problemas, sabiendo lo que padecemos. Estamos abandonados, llevados al límite y muchos quedan en el camino. Tal es el caso de un efectivo que se suicidó hace meses porque no le daban los servicios sanitarios correspondientes”.
Andrade es oficial con retiro activo, está discapacitado y se moviliza en silla de ruedas. Fue herido hace 13 años, acto que le valió un ascenso, una medalla de honor, un libro y el posterior desprecio de la Justicia y el Estado. Pasaron los años y sigue sin poder cobrar la indemnización pertinente que le corresponde por ley.
“Soy policía de la democracia, y a medida que pasan los años veo como la Policía Bonaerense esté en declive. Muchos se van a la Metropolitana. Por ejemplo, los efectivos de fuerzas especiales. En el grupo Halcón hace algunos años salían 20 efectivos por servicio, hoy los allanamientos son con 5 o 6 policías. La gente abandona la Bonaerense por las carencias y males actuales. Con que ganas trabaja la gente en las calles, si te dejan tirado librado a los tiempos de la política o la Justicia”, explica Andrade.
Dice conocer innumerables casos de maltrato por parte del Ministerio de Seguridad que dirige Ricardo Casal; desde gente que hace lo que puede para sobrevivir, esperando las indemnizaciones, hasta efectivos que no aguantan y deciden quitarse la vida. Actualmente, la ONG ayuda a muchos efectivos que están esperando una resolución judicial o sumaria administrativa del Ministerio de Seguridad. Tal es el caso de una mujer policía de Pablo Nogués, que hace un año sufrió un accidente laboral y estuvo sin ART hasta la semana pasada. La mujer, con diez hijos a cargo tuvo que recibir la ayuda directa de otros policías para poder sobrevivir dignamente con su familia.
La merma en la inscripción de policías en la provincia es una cruda realidad que el gobierno de Daniel Scioli oculta adrede. Solo basta recorrer las escuelas y comparar las inscripciones con años anteriores, sumado a las nuevas policías municipales que no logran completar los cursos. Los bajos sueldos no son atractivos.
No existen registros oficiales de la cantidad de efectivos bonaerenses discapacitados y heridos en servicio. Tampoco un número real de policías que no aguantaron más y se suicidaron. Solo abundan historias como la del comisario Christian Javier Siri quien tiene un legajo impecable pero su vida cambió el 24 de octubre de 2007. El era jefe de un escalón de combate del Grupo Halcón y durante un allanamiento su cuerpo fue atravesado por los balazos de un reólver 38 largo, uno de los cuales le atravesó la mano derecha, dejándosela completamente inválida, y provocándole fracturas en los huesos.
Otro proyectil quedó incrustado a apenas un centímetro de la médula. Está obligado a tomar decenas de calmantes por día. Sólo recibe excusas por parte del Ministerio: “pienso que los verdaderos heridos en acto de servicio somos tratados como desperdicio, nos faltan en respeto de tal manera q ni en nuestra casa el ministerio de justicia y seguridad nos dejan entrar, se q me queda poco tiempo para seguir estando en este mundo lleno de odio y de dolor, porque lo siento así. Pienso que los verdaderos heridos en acto de servicio somos tratados como desperdicio, nos faltan en respeto de tal manera que ni en nuestra casa el Ministerio de Justicia y seguridad nos dejan entrar , y aunque me esté muriendo día a día voy a pelear por los derechos de todos los heridos, porque el señor ministro y su gabinete no tiene palabra y no quieren a los heridos en acto de servicio”.