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Policías, barrabravas de Boca, sindicalistas y un linyera sospechosos de un robo millonario

Por Rodolfo Palacios.

Un sospechoso que murió de un infarto antes de que ordenaran su detención. Dos policías de la Federal. Barrabravas de Boca. Ladrones de joyerías. Un portero y su hijo. Un menor de edad. Un espía en las sombras. Y hasta un linyera. Estos personajes son los protagonistas de la increíble historia sobre el robo al banco Macro de Congreso, ocurrido en avenida Callao y Perón el 6 de marzo de 2010. Ese día, una banda vació 256 cajas de seguridad y huyó con un botín que superaría los 30 millones de dólares.

“En unos días hay que separar la paja del trigo y darle un cierre a la pesquisa. Nos faltan algunos detalles para pedir la elevación a juicio”, dijo a CyR una fuente de la investigación. Esos detalles no son menores: en el expediente figura que desde el nextel del cabo Omar Mikic, uno de los dos policías de la Federal sospechados de liberar la zona, se hizo una llamada a un teléfono que está a nombre de un jefe de la SIDE.

El botín del robo superó los 30 millones de dólares.

El botín del robo superó los 30 millones de dólares.

Los ladrones entraron al banco por un boquete hecho desde el local del primer piso. En el botín había dólares, euros, yenes, libras,  títulos de propiedad, joyas (entre ellas dos anillos de platino con brillante de medio kilate valuados en 10.000 dólares), bonos, armas antiguas y óleos. Cuando huyeron, los ladrones escribieron en la pared con un cascote: “No será el robo del siglo, pero sí el del milenio”. Fue un claro mensaje al famoso robo al Banco Río de Acassuso, ocurrido el 13 de enero de 2006. En ese asalto, la banda dejó escrito el mensaje: “En barrio de richachones, sin armas y sin rencores, es sólo plata y no amores”.

Una de las novedades del robo es que gracias a un estudio de ADN tardío se llegó a unos de los asaltantes. “Un año y medio después, se les ocurrió mandar a analizar las latas de gaseosa que habían tomado los ladrones en el banco, mientras hacían el boquete. Por una técnica de presurización, que surgió en Carolina del Norte, que busca sacar la humedad, hallaron materiula genético de uno de los acusados”, dijo una fuente con acceso al expediente. No hay detenidos por el caso: los sospechosos siguen procesados. “No se descarta que en breve haya detenciones”, anticipó una fuente.

Se trata del uruguayo Rubén Villapinto Ruso, que estaba detenido por un robo a una joyería. Pero hace pocos meses murió de un infarto. Más allá de eso, siguieron investigando su entorno y llegaron a otro de los presuntos miembros de la banda, localizados en Chubut.

Dos de los acusados son Rolando Pedro Quiroga Pardo, encargado del edificio donde tiene su sede el Instituto Argentino de Seguridad e Higiene, por donde entraron los ladrones; y su hijo. Ellos habían dicho que los habían tomado como rehenes, pero se sospecha que fueron cómplices. “¿Sabés qué dice de mí los que investigan?”, acostumbraba a preguntar Quiroga Pardo a los medios que cubrieron el golpe.

Entre los otros imputados figura Daniel Ripa, empresario bailantero dueño del local donde Omar Chabán regentéo Cromañón. No está claro qué le imputan: si participación directa o inversión para ejecutar el golpe. Dos barras de Boca (uno de ellos es Richard Laluz Fernández, baleado hace dos años en un cabaret en una pelea con la facción de Rafa Di Zeo) están en la mira de los detectives por su presunta participación en el golpe. “También sospechamos de dos sindicalistas pesados que festejaron el cumpleaños de quince de una de sus hijas usando plata del botín y regalándole un anillo de oro valuado en 10 mil dólares”, dijo una fuente policial.

El otro federal imputado es Marcelo Amarilla, por entonces subcomisario de la comisaría 5ª, situada a dos cuadras del banco. “Las cámaras de seguridad lo muestra con Mikic recibiendo una bolsa en manos de uno de los presuntos delincuentes. Y antes habían estado en un auto, cerca del banco, en actitud de espera”, contó una fuente judicial.

La hipótesis principal es que los policías liberaron la zona para que la banda ejecutara el robo: por la avenida Callao, donde está el banco, no pasó ningún patrullero cuando los boqueteros vaciaban las cajas. En medio de la investigación, apareció un grupo de supuestos espías que recorrieron algunas redacciones para vender una carpeta con fotos e información de la banda.

La causa estuvo parada durante casi dos años, pero en los últimos meses fue reactivada por el juzgado de Menores N° 2, que tomó intervención en el caso después de que quedara involucrado un joven de 17 años porque, se supone, facilitó los equipos de comunicación para que los miembros de la banda pudieran comunicarse. Si ese dato (que un menor se ocupe de ese tema) es sorprendente, hay otro que llama mucho más la atención: entre los imputados hay un linyera que solía dormir en la puerta del banco.

“Con lo del ciruja se les fue la mano. El pibe dormía en la puerta desde hacía cinco años. ¿Qué pudo tener que ver con la banda?”, dijo una fuente policial. Poco después del robo, CyR encontró al linyera pese a que la Justicia supuestamente no lo localizaba. “Si quieren que hable, tienen que poner guita. Yo no tuve nada que ver. Tengo miedo. A la cana y a los chorros. Antes de irse, los tipos me dejaron un fajo con dólares, pero no lo manoteé para no tener quilombo”, dijo el linyera.

“Gordito, esto es para que te bañes y te compres ropa”, le dijeron los ladrones antes de irse. Pero para los investigadores, el ciruja es parte de la banda. De ser así, sería un caso único en el mundo: hasta ahora, nunca un linyera había participado del robo a un banco. De mendigo a millonario, sin escalas más que un boquete.

 

 

 


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