Franco Picardi es la nueva figura en ascenso en el Ministerio de Justicia. Subsecretario de Relaciones con el Poder Judicial, la actualidad lo encuentra en el centro de las charlas más importantes en Balcarce 50, Comodoro Py y el Consejo de la Magistratura. Ahora tiene una misión más urgente: avanzar contra el juez Claudio Bonadio.
Acostumbrado a rutinas laborales extensas, a diferencia de otros exponentes del mundo nac and pop, ningún tema le resulta ajeno, desde la redacción de un código de procedimientos para el fuero contencioso administrativo hasta pensar artículos coloridos para el portal Infojus Noticias que dirige el periodista Cristian Alarcón.
Cuando en febrero se confirmó que el viceministro de Justicia, Julián Álvarez, tenía un asiento reservado en el Consejo de Magistratura, quien primero llegó a ese organismo y contrató a los asesores fue Picardi. Al igual que en el caso de Alvarez, el origen de la influencia de Picardi hay que encontrarlo en el diputado Eduardo De Pedro.
El legislador es hoy la persona de mejor acceso a las cenas en Olivos, incluso por encima de Carlos Zaninni quien debe a esa vocación de comensal gran parte de su ascenso en la política y en la vida. De Pedro saca mucha ventaja respecto de sus compañeros de agrupación porque su visión del futuro inmediato es la que se impone en el Gobierno: “el final de ciclo ya resulta inevitable y ahora hay que cerrar la mayor cantidad de frentes de conflicto”.
Picardi se inició en Comodoro Py como pinche en los juzgados federales. Conoce a mucha gente y cuenta con el apoyo total del fiscal Jorge Di Lello y del juez Julián Ercolini. Estas amistades explican también otra reyerta reciente de la vida tribunalicia: hace semanas que Di Lello y Bonadio no se dirigen la palabra y nadie sabe bien el por qué.
El funcionario coordina el embate a Bonadio en el Consejo de la Magistratura luego de que este dejara prescribir expedientes relacionados con la firma Tandanor. No busca el juicio político, sino una mera sanción administrativa. Bonadio no oculta su desprecio hacia el oficialismo, pese a sus orígenes en el peronismo.
Quiere también una sanción menos en el caso del juez Daniel Rafecas y sus mensajes de celular indiscretos en la causa Ciccone. Hace poco le preguntaron por el caso de Norberto Oyarbide y la financiera Pro Pyme. La respuesta no es esperanzadora para el juez: “el descargo es impresentable, no tiene fundamentos y nosotros no nos vamos a incendiar con él”. Los próximos días serán más que interesantes para ver como avanzan los procesos contra los tres magistrados federales.