| Violencia doméstica

Nuevas amenazas del hombre que le juró la muerte a su ex pareja

Damián Baridó tiene una restricción perimetral para no acercarse a la casa de su ex, que tiene custodia y botón anti pánico, pero sigue con las amenazas.

“¡Que se re pudra todo loco, que se repudra todo loco! ¡Dale la nena a mi mamá, laucha hija de puta!”

Desde el teléfono celular Damián Baridó le grita a su ex pareja Sabrina D´Alvia, de quien está separado desde comienzos del año pasado por varias denuncias que la mujer la hizo por violencia de género y malos tratos. Es una separación conflictiva: en el medio hay una nena de un año y medio, fruto de esa relación.

Desde hace una semana, en la casa de Sabrina hay una custodia de la Policía Metropolitana para impedir que Baridó se acerque. Las últimas veces que lo hizo, cuando aún no estaba la policía, le rompió todos los vidrios de las ventanas que dan a la calle, mientras gritaba e insultaba a su ex mujer.

Sabrina tiene además en la cartera un botón antipánico que le proveyó la Justicia, luego de las sucesivas amenazas por teléfono y personalmente, cuando se presentaba en la casa a cualquier hora a denigrarla, golpearle las puertas y las ventanas. La causa por las amenazas de muerte se tramita en la Fiscalía de Parque Patricios Pompeya.

El jueves último, mientras Sabrina se encontraba en la Fiscalía haciendo diversos trámites y poniéndose al día del avance de la causa, luego de haber recibido tres amenazas telefónicas sucesivas, en las que Baridó le decía que la iba a matar a ella y a sus hijos (otros tres de relaciones anteriores) el hombre se presentó en la casa de la abuela de ella para decirle que estaba ensangrentada, que le había pasado algo grave. Una burda mentira. La abuela es una señora de más de 80 años. Un acto de pura perversidad.

Sabrina nunca esperó que las cosas con Damián pasaran a mayores: cuando se dio cuenta que estaba al lado de un violento, decidió separarse. Y cuando comenzaron las amenazas se presentó en la policía y en la Justicia. Concurrió a la oficina de Violencia Doméstica que funciona en la Corte Suprema de Justicia a presentar su caso. Un abogado de oficio que la asesora allí consiguió que a Baridó se le impusiera una restricción perimetral, que el hombre no respeta.

El jueves y viernes último, Baridó volvió a amenazar a Sabrina, la llamó desde otro número de teléfono. Ella vivió casi toda la semana encerrada en su casa, con la custodia en la puerta sin poder a ir trabajar. Es que la custodia que le pusieron es una consigna en la puerta del domicilio para impedir el acercamiento de la ex pareja.

“No quiero hacer más denuncias, ya está. Me cansé. No puede ser que yo tengo que estar encerrada sin poder hacer nada. Necesito ir a trabajar, llevar a mis hijos a la colonia de vacaciones a hacer otras cosas. Esto no es justo. Que le pongan a él una tobillera, un chip para monitorearlo. Esto es al revés, yo encerrada y él puede andar por cualquier lado”, se lamenta Sabrina, entre lágrimas de impotencia y desconsuelo.

Su madre decidió subir a las redes sociales las nuevas amenazas de la ex pareja de la hija, quien parece más preocupado por el escrache social, que por las restricciones o sanciones que le pueda imponer la Justicia. Algo no debe funcionar muy bien en una sociedad, cuando las personas le temen más a las sanciones sociales -a través de los medios o de las redes- que a las que les pueda imponer una Justicia, que parece moverse con la destreza de un elefante.

La pareja, en otros momentos.

La pareja, en otros momentos.