A más de dos semanas de la muerte de Alberto Nisman, la fiscal Viviana Fein toma declaración a los empleados de la UFI AMIA, mientras espera el resultado de las nuevas pericias que podrían echar luz sobre la resonante muerte del acusador de la Presidenta Cristina de Kirchner. La balanza todavía no se ha inclinado definitivamente por el suicidio, el suicidio inducido o el homicidio, pero Fein espera que eso ocurra esta semana.
Por un lado, la fiscal desea saber si la víctima había consumido alcohol o drogas antes de morir, lo que explicaría –en caso de un homicidio– por qué el cadáver no presentaba heridas de defensa. El resultado de este estudio, que se esperaba para el viernes pasado, se retrasó. Fein también espera un informe de la División de Apoyo Tecnológico de la Policía Federal, sobre las comunicaciones telefónicas de Nisman (llamadas, mensajes de texto, aplicaciones de chat y WhatsApp), que le permitirá ver algunos de los movimientos de la víctima en los días previos a su muerte y eventualmente descubrir alguna amenaza o inducción al suicidio. A eso se suman las imágenes de las cámaras de seguridad de la torre Le Parc y de las inmediaciones –una medida de prueba pedida especialmente por la jueza Fabiana Palmaghini–, aunque el director de Seguridad Integral Empresaria, la compañía contratada para dar seguridad al edificio, informó públicamente que algunas de las cámaras de la torre no funcionan desde hace más de un año. Hoy la fiscal también dijo que en el complejo había serias fallas en el sistema de seguridad, por lo que cualquier personas puede entrar o salir sin quedar registrado.
Aparte, la prueba de barrido electrónico (que procura encontrar restos de plomo, bario y antimonio en la mano de Nisman para confirmar que él gatilló la pistola Bersa Thunder .22 de Diego Lagomarsino –el único imputado hasta ahora–), que ya dio negativo, será repetida en un nuevo laboratorio equipado con un microscopio Zeiss 6, el del Cuerpo de Investigaciones del Ministerio Público Fiscal de Salta, adonde fueron enviados los isopados practicados en la mano del fiscal. La primera pericia de barrido se hizo en la sede de Policía Científica de La Plata: el resultado negativo hace ruido dentro de otros informes que indican que Nisman estuvo solo en el momento de su muerte.
A la hora de sopesar las hipótesis de suicidio u homicidio, el calibre 22 no significa nada: a la vez que tiene una alta capacidad de daño y de movilidad adentro del cuerpo (lo que aportaría a la hipótesis del suicidio), pide precisión para el disparo y es relativamente silencioso (lo que ratificaría la idea de un crimen).
En cuanto a las pistas que sostienen la hipótesis del suicidio, quizás la más importante sea la que se desprende de la autopsia, que descarta la participación de otra persona que no fuera el propio Nisman en la muerte. La bala letal fue disparada desde un centímetro. El arma que disparó la bala fue hallada en el baño y el dueño, Diego Lagomarsino, declaró que el fiscal se la pidió para defenderse, admitiendo que desconfiaba de su custodia.
Los dichos de Lagomarsino entraron en sintonía con los de Rubén Benítez, uno de los guardianes más antiguos de Nisman, que dijo haber recibido el mismo pedido de parte del fiscal. Sin embargo, el propio Nisman declaró, diez años atrás, que tenía dos armas: una fue transferida en 2009, la otra todavía no apareció.
Por otro lado, el cadáver apareció en una posición que señala soledad: obstruía con su cabeza y su espalda la puerta del baño, desde adentro. El dedo había quedado como en posición de gatillar y la vaina de la bala fue hallada debajo del cadáver. “¿Qué fue lo que llevó a una persona a tomar la terrible decisión de quitarse la vida?”, se preguntó la Presidenta Cristina de Kirchner en su primera carta abierta de Facebook, para luego desdecirse. Por su parte, la ex mujer del fiscal, la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado, dijo públicamente que no creía que su ex marido –de quien hacía más de tres años que se había distanciado– se hubiera quitado la vida.
El homicidio está fundado en otras pistas. El ánimo de Nisman era optimista y desafiante en sus días finales, muy alejado de lo que se esperaría de un suicida. Y tenía planes para la semana: el fiscal debía presentarse en el Congreso el día posterior a su muerte, le había dejado una lista de compras a su empleada doméstica y le había dicho a su custodio Rubén Benítez que, en los días siguientes, comprarían una pistola. Los restos de pólvora inexistentes –por ahora– en sus manos son una ausencia que hace ruido. Por otro lado, los peritos encontraron una pisada y una huella dactilar, que todavía no tienen dueño, en el tercer acceso a su departamento; y el cerrajero que participó del hallazgo del cadáver dijo que la puerta estaba cerrada, pero sin traba, y que cualquiera podría abrirla.
Llama la atención la poca custodia que rodeaba a uno de los hombres más amenazados de la Argentina: desde el viernes a la noche –es decir, dos días antes del hallazgo del cuerpo–, Nisman estuvo sin apoyo. Según los policías, él mismo los liberó y les pidió que volvieran el domingo a las 11 de la mañana, aunque el sábado se comunicó con algunos de ellos. Pero todavía se desconoce el motivo por el cual los custodios no advirtieron inmediatamente a sus superiores sobre la ausencia del fiscal cuando este no les respondió. También es dudoso el rechazo, a las 22:56 y a las 23:40 horas del día domingo, de dos ambulancias, y la ausencia de un llamado al 911, según indica el protocolo policial, ante el hallazgo del cadáver. El secretario de Seguridad, Sergio Berni, llegó según la versión oficial a la 1:26 del día lunes. La fiscal Fein arribó después, a la 1:37. Berni, que no es auxiliar de la Justicia pero que fue informado de la muerte de Nisman por el titular de la Secretaría de Cooperación con los Poderes Judiciales, Ministerios Públicos Fiscales y Legislaturas, Darío Ruiz, estaba fuera de jurisdicción y todavía no ha quedado del todo claro qué hacía ahí. “Lo usaron vivo y después lo necesitaron muerto”, aseguró la Presidenta Cristina de Kirchner, sobre Nisman, en su segunda carta abierta de Facebook.
Falta aún: un trabajo clave los peritajes en los aparatos electrónicos secuestrados en el departamento de fiscal y que permitirían conocer con quién se comunicó en las horas previas a su muerte.