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Milani: ¿acorralado por Rafecas?

Milani se presentó ante dos jueces.

Milani se presentó ante dos jueces.

La trama judicial que protagoniza el jefe del Ejército, Gerardo Milani, no ha hecho más que comenzar. La imputación solicitada por el fiscal federal Jorge Di Lello progresará en el juzgado de Daniel Rafecas. Los motivos son cristalinos: sencillamente el general omitió una serie de datos en la declaración jurada que giró al Senado. De hecho, algunos huecos son desprolijos, tal vez demasiado para el hombre que controla el sistema de inteligencia del ejército.

Las canales de información, que tuvieron su punto final en las denuncias formuladas por Elisa Carrió y Fernando “Pino” Solanas sobre el patrimonio de Milani tuvieron dos orígenes incómodos para el general. Uno fue la propia fuerza, donde este acumula enemigos de todo tipo, especialmente desde que impulsó los relevos de los generales Hugo Bruera y Hernán Prieto Almandi.

Milani le había dado a entender a al titular de la SIDE, Héctor Icazuriaga, que estos hombres estaban complotados con políticos opositores como Eduardo Duhalde o Julio Cobos. Dos altos mandos que nunca adhirieron a la tesis de Milani de que “hay que llevarse bien con el Gobierno para que volvamos a ser protagonistas”, que todavía tienen muchos amigos en las fuerzas y que conocen detalles escabrosos sobre la vida del flamante jefe.

La otra vía es judicial pero no deja de ser política: se trata de la Oficina Anticorrupción, allí de donde salieron los reportes sobre Milani que luego estudió Di Lello. En esos despachos tiene buen ascendente el CELS de Horacio Vertbisky, enemigo acérrimo de Milani, a quien inculpa por una supuesta participación en crímenes de lesa humanidad durante los años de plomo. Fue Vertibisky quien logró, luego de una presentación ante el Senado, que el Gobierno diera marcha atrás con el tramite del ascenso de Milani al escalafón más alto, el de teniente general.

Milani nació en Cosquín e ingresó al Colegio Militar en febrero de 1973 mientras su hermano, Rodolfo Milani, consolidaba vínculos políticos con el dirigente montonero Carlos Caserino, actualmente vinculado al kirchnerismo cordobés. Luego de egresar en 1975, realizó cursos de explosivos y paracaidismo, pero siete años más tarde, ya con el cargo de Teniente Primero, encontró su pasión: fue el segundo entre los más calificados en un curso en la Escuela de Inteligencia y su destino quedó escrito.

El panorama judicial es sombrío. El nombre de Milani figura en expedientes en los despachos de Sergio Torresy Claudio Bonadio, pero el que instruye Rafecas podría ser letal, ya que este juez ha construido su imagen pública, esencialmente, impulsando causas contra militares. Para Rafecas sería, además, la revancha ideal luego de que el Gobierno le iniciara un sumario ante el Consejo de la Magistratura por su actuación en la causa Ciccone.


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