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Metralla naval en la génesis del nuevo empresariado macrista

Por Alejandro Bercovich

En la embajada china dicen que fue un hecho “confuso” y aguardan las explicaciones que la canciller Susana Malcorra ofreció a través de Diego Guelar, quien recién termina de instalarse en la legación argentina en Beijing. No es que el premier Xi Jinping haya decidido llevar el hundimiento del pesquero pirata al Consejo de Seguridad de la ONU ni mucho menos, pero tampoco pasó desapercibido el gesto argentino de haber disparado metralla perforante de 12,7 milímetros contra un buque desarmado, por más ilegal que fuera su actividad y por más sistemático que sea el saqueo ictícola en el límite de la zona económica exclusiva donde también navegan sin permiso barcos jamás atacados con bandera japonesa, coreana y española.

Los diplomáticos leyeron el incidente como una señal más de que el Gobierno busca enfriar la relación con China, justo en vísperas de la llegada de Barack Obama y tras la paralización de las mayores obras de infraestructura financiadas por sus empresas. La movida también coincidió con la aprobación en Diputados del acuerdo con los fondos buitre para abrir paso a una catarata de emisiones de deuda en Wall Street, el desembarco del mexicano-estadounidense David Martínez en el management de Telecom y las primeras negociaciones para adherir al acuerdo Transpacífico (TPP) y para suscribir un tratado de libre comercio con Washington. Todo un giro de 180° en la estrategia de inserción económica del país en el mundo, que arrojará nuevos ganadores y perdedores en el empresariado local.

Electroingeniería, la contratista de Gerardo Ferreyra, lo intuyó apenas asumió Mauricio Macri, cuando el ministro Juan José Aranguren ordenó suspender las obras civiles de las represas santacruceñas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. Tras una parálisis de 90 días durante la cual debió seguir abonando sueldos a los 1.500 operarios abocados a la tarea, el consorcio que integra junto a la china Gezhouba está a punto de retomarla con un plano algo menos ambicioso, que reduciría el territorio inundado, la potencia de las represas y también su impacto ambiental. Pero en las cuatro reuniones que mantuvieron para destrabarla, los interlocutores oficiales fueron dos viejos CEOs de un sector como el petrolero, históricamente enemigo de la hidroelectricidad: el propio Aranguren y su secretario de Planeamiento Estratégico, el ex Exxon

.Aranguren también decidió archivar sine die el proyecto de Atucha III, coordinado por la China National Nuclear Corporation (CNNC) con financiamiento blando del ICBC. La paralización de esas obras no sólo amenaza 1.800 empleos en el complejo industrial Lima-Zárate-Campana sino también otros 1.000 en la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) neuquina, administrada por los estados nacional y provincial, que planeaban producir durante los próximos siete años las 600 toneladas de agua pesada necesarias para refrigerar el circuito primario de la central atómica.

Terminar con la sino-dependencia era un reclamo que venía expresando desde antes de las elecciones el empresario más influyente del país, Paolo Rocca, quien esta semana recibió en su planta de TenarisSiderca (Techint) a la gobernadora María Eugenia Vidal, en una inequívoca señal de reconciliación. La fábrica es la misma que semanas atrás amenazó con paralizar si el Gobierno no frenaba el ingreso de tubos chinos para los gasoductos troncales cordobeses cuya licitación se repartieron entre el primo de Macri, Angelo Calcaterra, Electroingeniería y la brasileña Odebrecht, involucrada hasta los tuétanos en el escándalo de corrupción que sacude a su país. Según revelaron a BAE Negocios fuentes oficiales, lo que aceitó la distensión del conflicto no fue sólo el compromiso de que parte de ese ducto se hará con caños de la “T” sino también de que su propia contratista, Techint Construcciones, será un actor central en el Plan Belgrano y tendrá a su cargo las ampliaciones que vayan a hacerse una vez que se concluya el gasoducto del Nordeste.

Medios y algo más.

La visita de Barack Obama será otro hito en la reorientación del eje geopolítico y de negocios que propugna Macri, en una suerte de compensación para el Tío Sam luego de un ciclo privatizador que en los años ’90 dominaron los capitales europeos y de otro “reargentinizador” que tuvo como protagonistas a grupos locales, chinos y latinoamericanos durante la última década. Una multitud de gobernadores, ministros y secretarios de Estado ya confirmaron su participación en el encuentro que la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (AmCham) mantendrá durante todo el miércoles en La Rural, donde podrían aparecer de sorpresa el POTUS y su anfitrión. Energía, tecnología e infraestructura son precisamente los sectores donde los empresarios norteamericanos que llegarán con Obama anunciarán inversiones hasta 2019. Recién se trata de gestos de acercamiento, como los que hubo en el Foro de Davos, pero -al igual que con China- la gestualidad importa mucho en las decisiones de inversión de largo plazo.

Uno de los que busca reciclarse en la nueva etapa tras haber surfeado provechosamente la que se cerró es el enigmático magnate David Martínez, socio de Clarín con un 40% de Cablevisión y desde la semana próxima encargado del management de Telecom, donde ostenta un 68% de las acciones. Aunque “por ahorita” el mexicano descartó fusionar ambas compañías, como publicó Bloomberg que hará, la potencial consolidación de un nuevo pulpo de las telecomunicaciones encendió todas las alarmas en Telefónica, una multinacional que Cambiemos marginó en las decisiones de sus primeros 100 días. Los españoles saben que el lobby no está a cargo de Fintech sino de sus socios de Clarín, que le echaron el ojo a Telecom casi una década atrás y que obtuvieron de Macri todo lo que pidieron hasta ahora, especialmente el aval para quedarse con Nextel.

Desde Madrid ya se hicieron oír las primeras advertencias: si Martínez se convierte en la bisagra para que Clarín empiece a ofrecer “cuadrupleplay” (TV por cable, Internet, telefonía móvil y fija), denunciarán ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia que se trata de un nuevo monopolio. Entre Arnet y Fibertel sumarían un 70% del mercado de Internet, mientras que entre Personal y Nextel coparían casi la mitad del de telefonía móvil.

Lo que más los preocupa es que Telecom-Arnet y Cablevisión-Fibertel lleven adelante una estrategia conjunta a espaldas de los consumidores y la competencia, evitando “pisarse” ahora para fusionarse más adelante, a menor costo, cuando se defina por ley el nuevo marco para la actividad. Con la migración cada vez más veloz de televidentes hacia los contenidos web y las plataformas “ondemand” (tipo Netflix), el resultado sería un verdadero multimedio del siglo XXI. Y Clarín, por supuesto, le garantiza al macrismo que tendrá una línea editorial amigable.

Para que lo nuevo nazca, sin embargo, lo viejo tiene que morir. Y si esa muerte puede adjudicarse a hechos de corrupción o enjuagues financieros ilícitos, mejor. De ahí el apuro con el que la AFIP avanzó con una denuncia penal contra el grupo Indalo de Cristóbal López luego de que el diario La Nación descubriera que su petrolera Oil retuvo $8.000 millones por el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC) en los últimos cuatro años. Lo que podría haber sido una investigación judicial sobre un monto llamativamente alto de impuestos no liquidados por un grupo empresario cercano al kirchnerismo, el propio Macri lo convirtió en una avanzada política contra un multimedio crítico al anunciar que le embargaría a López “todo lo que esté a su alcance” y que no podía ser que el empresario “jugara a los medios” con dinero de impuestos cuyo pago difirió con el aval del versátil Ricardo Echegaray, quien curiosamente no fue denunciado.

Mangazo Federal

Con la aprobación del acuerdo con los holdouts casi asegurado, el Gobierno ya empezó a tentar a los gobernadores con fondos frescos y con avales para que ellos mismos se endeuden y traigan dólares a las arcas del Banco Central. No sólo fue el tema central de la reunión que mantuvo anteayer Rogelio Frigerio con los ministros de Economía provinciales en la Casa Rosada sino también el motivo central por el que los senadores del Frente para la Victoria votarán al revés que sus colegas de la Cámara baja. Es el nuevo federalismo de la deuda sobre el cual Macri planea desplegar su ambicioso plan de infraestructura, la llave para volver a crecer en 2017 después de un año de devaluación, recesión, inflación y despidos que catapultó a la situación económica al primer lugar entre las fuentes de preocupación de la ciudadanía.

En la cumbre de Frigerio con los enviados de las provincias no todo fue tasas, rendimientos y colocaciones en Wall Street. Justo mientras ATE llevaba adelante un paro nacional contra los más de 30.000 despidos que ya hubo entre la Nación, las provincias y los municipios, el ministro del Interior también les sugirió a sus colegas un plan común contra las medidas de fuerza que vaticina más frecuentes durante los próximos meses. “Los empleados tienen derecho a parar y el Estado tiene derecho a pagar sólo por los días trabajados”, soltó en medio de la reunión, buscando complicidad entre interlocutores que también enfrentan gremios en estado de alerta y movilización. “La única forma que tenemos de achicar el Estado es que se jubilen y no volver a contratar. Que puedan elegir no jubilarse es un disparate”, agregó, según relató a este diario uno de los presentes.

El contexto internacional no deja de empeorar. Incluso la incipiente recuperación del precio de las commodities (gatillada por la decisión de la Reserva Federal de demorar la suba prevista de tasas, cuya inminencia venía fortaleciendo al dólar frente a todos los productos) tuvo un sesgo “antiargentino”. Mientras el petróleo ya se recuperó un 40%, el oro un 21% y el cobre un 18% desde sus mínimos del último año, los cultivos locales de exportación apenas recuperaron un 5%. Con las exportaciones pendientes de esos vaivenes, el consumo local deprimido por la caída del salario real (que la consultora Contexto ya estima en el 8,2% entre noviembre y febrero) y el gasto público contrayéndose, sólo un vendaval de inversiones de los nuevos socios extranjeros privilegiados y el nuevo empresariado macrista puede gatillar la recuperación que apuntale la campaña de Cambiemos para las legislativas del año próximo.

Fuente: BAE.