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Los jueces color bordó encabezan la resistencia a la reforma judicial

Los proyectos de reforma judicial del Gobierno comienzan a unir a los jueces en cuanto a las críticas pero los dividen sobre la táctica y estrategia en cuanto los pasos a seguir. Desde el lunes por la noche el ámbito de los Tribunales está dominado por intrigas, reuniones reservadas, llamados de urgencia y contactos sorpresivos en una semana dé pocas firmas en Comodoro Py y mucha política.

La llamada “familia judicial” (o “corpo judicial” en el lenguaje del kirchnerismo) ya ha comenzado a operar para dar respuestas contundentes contra los proyectos que se enviaron al Congreso. La reforma de los procesos de selección para el Consejo de la Magistratura y el límite a las medidas cautelares son los puntos más cuestionados.

Los jueces de la lista Bordó, que actualmente controla la Asociación de Magistrados,  ya han iniciado un camino de ida en cuanto a los niveles de confrontación, especialmente aquellos que provienen del interior del país. Estos magistrados de perfil tradicional y conservador apuntan a una respuesta contundente contra las aspiraciones del Gobierno.  No meras declaraciones. Piden hechos.

Cabral se movió con diplomacia en los últimos días.

Cabral se movió con diplomacia en los últimos días.

Un buen ejemplo sería lo ocurrido el martes por la tarde en el Palacio de Tribunales, cuando la Sala I de la Cámara Federal en lo Civil y Comercial (también dominada por los bordó) se aprestaba a emitir el fallo que revocará la sentencia de primera instancia del juez subrogante Horacio Alfonso, quien entendió como constitucionales los artículos de la Ley de Medios que regulan la desinversión. A menos de 24 horas del anuncio presidencial hubiera sido una clara señal de guerra que fue demorada de urgencia por negociadores que tuvieron el visto bueno de la Corte Suprema.

Amos y señores de distintas  Cámaras Federales del interior del país (que tienen, además, competencia múltiple), los jueces bordó más duros tienen acceso directo a la Corte.  De ahí que les cause tanto rechazo la creación de nuevas instancias de Casación: perderían ese aceptado pero nunca confesado poder de lobby judicial.

Con estos ánimos la figura de Luis María Cabral, titular de la Asociación, pierde hándicap. A sus compañeros bordó  les disgusta su estilo diplomático y conciliador, demasiado “político” para su gusto. El malestar es previo al lunes pasado: encendió los ánimos que hace veinte días  Cabral le haya entregado la comisión de tribunales orales de la Asociación (una de las cuatro más importantes)  a la jueza Karina Perilli de la lista Celeste.

Vericuetos de la vida tribunalicia que hacen que Carbal deba poner en juego toda su habilidad para no perder fuerza entre los suyos y quemar todos los puentes, como esa línea directa que mantiene con el ministro de Justicia, Julio Alak, a quien visita menos de lo que admite.

 


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