| Por TV

“Los cuerpos dóciles” y “Pabellón 4”, dos películas valiosas para repensar la justicia y el sistema penitenciario

Las dos películas están disponibles para ver en Octubre TV. Una mirada real de las cárceles.

El director Gachassin.

Después de algunos años de sus estrenos en las salas de cine, “Los cuerpos dóciles” (2015) y “Pabellón 4” (2017) de Diego Gachassin están disponibles para ver de forma gratuita en la plataforma Octubre.TV y cobran, en los tiempos que corren, más actualidad que nunca.

La primera, co-dirigida con Matías Scarvaci, se focaliza en Alfredo Garcia Kalb, un abogado penalista que ejerce la profesión de un modo en el que se tornan difusos los límites entre lo prohibido, lo permitido, lo personal y lo profesional en la defensa de dos jóvenes marginales que, acusados de robo a mano armada, se enfrentan al aparato judicial.

En la segunda, el director sigue de cerca al abogado y escritor Alberto Sarlo, que lleva adelante un taller de filosofía, literatura y boxeo para 52 presos del Pabellón 4 de una cárcel de máxima seguridad en las afueras de Buenos Aires.

Además, nos introduce a la vivencia de los presos a través de sus creaciones literarias y a la experiencia de Carlos “Kongo” Mena, que acaba de salir en libertad y vuelve a la cárcel como ayudante en el taller.

Las dos películas son «documentales de observación» estructuradas como si fueran atrapantes películas de ficción.

También tienen en común cuestionar el sentido del derecho penal en la actualidad y observar la tensión que existe entre el encierro, la libertad, la teoría y la realidad en un contexto de desigualdad social.

En una entrevista para el programa Crimen y Ficción (sábados a las 23 por Eco Medios) Diego Gachassin contó sobre cómo y por qué se vinculó desde el cine a este ámbito:

“Siempre me interesó y vi de manera crítica cómo la justicia persigue determinados delitos y no otros. En Los cuerpos dóciles queríamos hablar de la justicia y a quién persigue la justicia, porque la justicia solo persigue un solo tipo de crimen, los crímenes contra la propiedad y a cierta clase social. La cárcel está llena de pobres, no hay ricos. Esto no es porque los ricos no delinquen, sino porque no van presos”.

El director detalló que sus películas no son “de personaje”, en las cuales la finalidad es el retrato de alguien, sino que estos abogados y sus historias, sirvieron como vehículo para abordar los temas más complejos de la justicia.

Temas que también muestran sus aristas al poner en escena el especial y diverso vínculo de dos ámbitos y clases sociales tan distintas como es el de los abogados y los marginales.

De hecho, cuenta Gachassin que, en el rodaje de Los cuerpos dóciles, empezaron filmando escenas de un grupo de estudios sobre Michel Foucault, que ilustrarían ciertas ideas del film.

Sin embargo, las descartaron rápidamente en la mesa de montaje, porque era más interesante el trabajo del abogado y lo que pasaba en las acciones reales, todo estaba ahí.

En la misma entrevista, el director confesó los pormenores para filmar una audiencia como una genérica “película de juicio” o meter una cámara en un penal de máxima seguridad de Florencio Varela.

Además, contó en el programa que sigue en contacto con los abogados protagonistas de los dos films y con algunos presos, “sobretodo con Carlos Mena, ayudante de Alberto Sarlo, que pasó casi toda su vida preso y vuelve al penal. Es para sacarse el sombrero, que con la vida que tuvo vuelve para enseñar en las cárceles. Es la personificación del proyecto de Alberto”.

Gachassin recomendó al programa radial, para seguir profundizando sobre el tema, el libro “Desde adentro”, escrito por los pibes del Pabellón 4 de dicha unidad, que se pueden bajar gratis en www.cuenterosyverseros.com.ar

“No es la serie El Marginal, es la realidad misma” y agrega: “los presos criticaban mucho El Marginal, porque es la visión de la clase media sobre la cárcel. Pero para alguien que conoce el mundo de la cárcel, es muy diferente. Los relatos que se cuentan en el libro son muy intensos e interesantes para conocer realmente cómo se vive en las cárceles que son, como dice Alberto, centros de tortura”.