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Los crímenes en Junín y la sospecha de una mano negra

Los crímenes violentos y atroces son moneda corriente en la provincia de Buenos Aires. Un flagelo alimentado por la droga, el año electoral y el desprecio por la vida. Los últimos hechos de violencia en el territorio bonaerense provocaron varios cruces entre el gobernador Daniel Scioli y varios intendentes. Es que no todos creen que se traten de hechos típicos de “inseguridad”. En La Plata son muchos los que creen que existe una mano negra que alimenta el temor en la población con crímenes que provocan espanto.

Mientras los más críticos al oficialismo sospechan que realidad se trata de una interna de la policía contra el Ministerio de Seguridad, el oficialismo despliega una gran cantidad de indicios de que todo es un rompecabezas para destruir la gestión, que hay infiltrados políticos para generar caos o puebladas y que en definitiva, la muerte en territorio bonaerense es provocada por grupos afines al kirchnerismo.

Los homicidios en Junín de Karen Campos (17), una joven que trabajaba en un kiosco, y  Olga Aída Acedo (76), una docente jubilada, son los últimos hechos que provocan la desconfianza en los políticos y bronca entre los vecinos.

A los 600 policías bonaerenses enviados a la ciudad de Junín para intensificar la  prevención del delito y para evitar nuevos incidentes se le suman 200 gendarmes que llegarán por la tarde del lunes, por decisión de la ministra de Seguridad, Nilda Garré, y el gobernador bonaerense. Con el crimen de la maestra, ya son 13 los asesinatos en 12 meses en aquella ciudad, víctimas de la violencia y inseguridad. Según datos oficiales, en lo que va del 2013, fueron cinco las víctimas mortales y los femicidios se incrementaron en un 30 por ciento.

Desde el municipio en voz baja dicen que el gobernador les manifestó la máxima predisposición y el compromiso con la gestión del intendente de Junín, Mario Meoni, un ex cobista. En el Ministerio de Seguridad y Justicia de la Provincia explican que más allá del relevamiento de la cúpula policial, los homicidios tienen más que ver con una cuestión política que con la inseguridad. Pero la ausencia del gobernador y su ministro en la ciudad no deja de ser un dato llamativo.

La policía se borró y dejó zona liberada para los destrozos.

Temen que puedan producirse otras puebladas en el interior de la provincia.

Entre las últimas medidas se encuentran la creación de un Comité de Crisis permanente encabezado por los comisarios generales Hugo Matzkin, titular de la fuerza, y Omar Nasrala, jefe de la Superintendencia de Investigaciones, y las flamantes cúpulas de la Jefatura Departamental y la Distrital de Junín. Por el homicidio de Acedo, el gobierno provincial relevó al comisario general Walter Pelle, jefe departamental, y el comisario inspector Marcelo Arigüel, jefe distrital.

A estas medidas que funcionan desde el crimen de Campos, se suma la decisión de enviar a las fuerzas nacionales. Cuestión que se resolvió luego de los cruces que tuvieron el intendente de Junín con  la ministra Garré y  con el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni.

Los hechos ocurridos en Junín no son los únicos que preocupan. Pergamino, Saladillo, y Zárate son otras ciudades del interior de la provincia de Buenos Aires donde los índices delictivos se han disparado y donde las quejas de los vecinos crecen y amenazan con hacerse oir cada vez alto.

La pueblada que se desató en Junín tras el homicidio de Karen, con o sin participación de agitadores externos, son imágenes que pueden repetirse en otras localidades provinciales. Ese es el temor mayor.

 


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