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Lorenzetti espera volver de Roma con la bendición de Francisco y una tregua con Cristina

En un vuelo de línea, sin colaboradores y con el titular de la Comisión Episcopal, José María Arancedo,  como única compañía abordo, Ricardo Lorenzetti llegó a Roma el domingo por la noche para sumarse a la comitiva presidencial. Una invitación que en la Corte Suprema se vivió  por un lado como una maniobra de distensión en medio de la discusión por la reforma judicial que el Gobierno enviará al Congreso y por el otro como una oportunidad para conocer señales más vinculadas a los planes y las sensibilidades políticas en un contexto que no da lugar a distracciones.

Lorenzetti suele comentar, en tono discreto, que su relación con Cristina  Kirchner no ha sufrido altibajos ya que esta nunca se ha caracterizado por el diálogo permanente.  Se vieron por última vez en diciembre, cuando la agenda estaba dominada por la puja judicial entre el oficialismo y el Grupo Clarín. Fue una reunión en Olivos en la cual la presidente expuso la necesidad de avanzar con la Ley de Medios y se encontró con la recomendación de buscar mejores abogados a la hora de presentar los escritos pertinentes a los tiempos procesales.

Los recursos de Per Saltum enviados a la Corte a fines de 2012 para que ésta se expidiera directamente sobre la Ley de Medios fueron objeto de feroces críticas tanto por parte de los ministros como de los secretarios letrados, que los encontrados plagados de errores técnicos. El más visible: haber acudido a la Corte luego de una sentencia favorable de primera instancia (la del juez Civil y Comercial Horacio Alfonso) cuando este atajo jurídico solo  se contempla en el caso contrario, cuando existe un fallo adverso al que impulsa la acción.

La invitación a Lorenzetti fue vista como un gesto de distensión.

La invitación a Lorenzetti fue vista como un gesto de distensión.

Hace meses que la presidente tampoco conversa con Carmen Argibay, quien era otra de sus habituales interlocutoras en el cuarto piso de la calle Talcahuano. En la última cena de la Asociación de Magistrados, la misma jueza se encargó de revelar este silencio.

En el  último discurso de apertura de la Asamblea Legislativa, al cual concurrieron Lorenzetti y Eugenio Zaffaroni, la presidente pidió por una reforma de la Justicia y criticó su estado actual. El titular de la Corte se retiró impasible. Los concursos para empleados, el pago de impuesto a las ganancias y la transparencia en la circulación de los expedientes son asuntos que la Corte tiene sobre la mesa desde hace meses. “En los momentos más críticos del discurso para con la Justicia no miró a Lorenzetti porque sabe que en general coinciden”, aseguran en la calle Talcahuano y ponen como ejemplo que cuando el juez defendió su pliego para la Corte en el Senado, al ser consultado por el pago del tributo, se pronunció en forma favorable.

La cita en Roma podría ofrecer un nuevo espacio de conversación e intercambio en un trasfondo de demoras por temas sensibles. Una es la del Gobierno, que todavía no termina de ajustar los proyectos para enviar al Congreso (genera complicaciones técnicas  tanto el de la elección popular para los cargos del  Consejo de la Magistratura como el que implica la creación de nuevas Cámaras de Casación) y otra es la de la Corte, cuya serie de reuniones con gremios de jueces y empleados tanto de la Capital como del interior  para avanzar en el pago del impuesto a las ganancias podría extender las definiciones hasta mediados de año, cuando tendría lugar una acordada referida a esta cuestión.

Como sea, en Ciudad del Vaticano no faltarán oportunidades para las intrigas. Lorenzetti  viajó a Italia sin agenda paralela con lo cual estará absolutamente integrado a la comitiva presidencial y volverá al país el martes por la noche, confía, con algún dato más puntual y menos incertidumbre sobre los planes de Balcarce 50.

 


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