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Lavado de dinero y venganza de narcos en un doble secuestro

Por Ignacio Ramírez.

El contador Diego Fernando Filo (27) y su cuñado, el empresario hotelero Gastón Alberto Bense (39) fueron víctimas de un complejo secuestro extorsivo. Los investigadores y la Justicia no tienen dudas de que fueron  objeto de rapto y chantaje. Un claro ajuste de cuentas y un vuelto del pasado. En la causa, a cargo del fiscal de San Isidro Fabián Céliz hay diferencias sobre una deuda que tendría  una de las víctimas Filo con un grupo de narcotraficantes radicados en la zona norte de Buenos Aires.

Filo es socio de la empresa Medical Services SRL, una compañía dedicada a la prestación de servicios médicos y paramédicos; y también tiene negocios agropecuarios a través de la compañía Agroredviva SA.  Tuvo un abrupto crecimiento patrimonial.

Según fuentes vinculadas la investigación, hacía tres meses venía esquivando a unos narcos colombianos involucrados en la llamada Operación Luis XV, en la que se incautaron 280 kilos de cocaína que iban a España en muebles antiguos. Por los aprietes,  se había mudado recientemente de Recoleta a una residencia del barrio Portezuelo, en Nordelta. Bense, conocido organizador de eventos empresariales, ex gerente de ventas corporativas para Latinoamérica de una cadena hotelera, está casado con la hermana mayor de Filo.

Con  la cara destrozada por la paliza que le dieron, en su primera declaración ante los efectivos de la división Antisecuestros de la DDI de San Isidro Filo reconoció que tenía lazos concretos con  colombianos, aclarando que fue víctima de un  evidente ajuste de cuentas. Planeado y ejecutado por supuestos narcos colombianos, emparentados a la mega banda desbaratada.

Todo comenzó cuando los jóvenes salieron de la Disco Pacha en la madrugada del domingo último. A las 6.45 Bense usa el teléfono celular por última vez, cuando le avisa a su mujer que salían rumbo a Nordelta en el  Alfa Romeo de Filo. En pleno acceso Tigre de la Autopista Panamericana, fue interceptado por dos autos alta gama que le cortaron el paso.

Filo y su cuñado estuvieron cautivos en una quinta de la localidad bonaerense de Moreno. En la mayoría del tiempo encapuchados y precintados. Filo fue sometido a una brutal golpiza en reiteradas oportunidades, Benso solo recibió una patada y un culatazo en la cabeza.

Al advertir que no llegaban, la mujer de Bense radicó una denuncia. Horas después comenzó la pesadilla cuando el Alfa Romeo aparecía al borde de la autopista del oeste, con los documentos de Filo y Bense. El domingo a las 16.05, las hermanas de Filo comenzaron  a recibir llamados extorsivos provenientes de Colombia y Panamá: “devuelvan los que se robaron o esto termina mal”. Una de ellas había sido mama 24 horas antes.

Durante las negociaciones del secuestro, se mantuvo por separado a los familiares de Bense y Filo. Con custodia estuvo la madre de Filo y una de sus hermanas. La policía estaba convencida de que Filo ocultaba algo. Los pesquisas sospechan que Filo habría recibido dinero de los colombianos, posiblemente con fines de lavado.

En la primer parte del las negociaciones los secuestrados querían que la madre de Filo viajara a Colombia en vuelo que salía a las 4 de la madrugada. Media hora después, cambiaron el plan. La hermana con doble nacionalidad de Filo debía viajar en el vuelo de la tarde; o ellos enviarían a Colombia a los cautivos. A la hora aparecían vivos en La Reja. Filo molido a golpes de la cintura para arriba, y Bense en estado de shock y gritando a viva voz que quería matar a esos hijos de puta que le habían hecho vivir el secuestro.


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