| Análisis de las elecciones

Las PASO, la seguridad, la justicia y el fracaso de la mano dura

Sergio Massa, el adalid de endurecer las penas, quedó tercero cómodo. La alianza de Scioli, la derrota de Montenegro y el futuro de Alvarez.

Scioli negocia con De Narváez.

Scioli negocia con De Narváez.

Por Rafael Saralegui

Las PASO del último domingo dejaron tela para cortar en lo que se refiere a candidatos vinculados con el mundo de la Justicia y de la Seguridad que se presentaron a cargos electivos y además dejan material para el análisis sobre la incidencia de quienes hacen del tema de la violencia urbana y la corrupción su principal caballito de batalla.

El joven secretario de Justicia, Julián Alvarez, obtuvo alrrededor del 36 por ciento de los votos en Lanús y será el candidato a intendente por el Frente para la Victoria en las elecciones de octubre. Superó por unos 6 puntos Néstor Grindetti, el secretario de Hacienda del PRO, que aspira a romper con la hegemonía peronista en el distrito. Alvarez obtuvo menos que el promedio del FPV en la provincia de Buenos Aires, donde Scioli arañó el 39 por ciento.

En San Isidro participó en la interna de Cambiemos el actual ministro de Justicia y Seguridad de Mauricio Macri, Guillermo Montenegro, quien fue duplicado en el caudal de votos por el actual intendente, Gustavo Posse. Cuando se habían cargado el 67 por ciento de los sufragios, Posse obtuvo el 61% en la interna frente al 27 de Montenegro.

El ministro aspira conservar su cargo en el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta como mínima y se ilusiona también con una victoria de Macri en las presidenciales que lo lleve a ocupar un gabinete en un eventual gobierno.

El adalid de la mano dura entre los precandidatos presidenciales, Sergio Massa, quedó en el tercer lugar y suma 20% con los votos del gobernador cordobés Juan Manuel de la Sota. No se baja de su discurso represivo y en las primeras declaraciones tras el cierre de las PASO prometió modificar el Código Penal para endurecer los castigos para narcotraficantes y violadores. El mismo discurso que a su precandidato a gobernador Felipe Solá le permitió llegar tercero en la provincia de Buenos Aires con un discurso de guerra a las drogas. Justamente, sobre ese punto fue castigado Aníbal Fernández, quien de todos modos se impuso en la interna del FPV, lo que demuestra que ese fantasma no interesa a los votantes de su partido.

El gobernador Daniel Scioli advirtió hace un  año que el tema de la inseguridad era clave para sus aspiraciones presidenciales: fue cuando entonces declaró la emergencia en seguridad, lo que derivó en una hiperactividad de la policía provincial y además creó por decreto las policías locales. Esas dos movidas parecen haber dado resultado para tranquilizar los calientes territorios del conurbano. Además, impulsó el juicio por jurados en la provincia de Buenos Aires, una vieja iniciativa que al fin pudo concretarse.

En ámbitos políticos se dice que Scioli tiene una alianza con Francisco de Narváez a punto tal que su principal operador, Gustavo Ferrari, es asesor del gobernador bonaerense. En esos mismos corrillos se dice que Scioli le ofrecería De Nárvaez ser su ministro de Seguridad si llega a la presidencia.