Por Aleli Acuña Barrenechea
No existe #niunamenos posible si se silencian las conductas y posturas violentas machistas que se suceden en forma cotidiana a nuestro alrededor. El hashtag necesita transformarse en un modo de vida ante cualquier caso y escenario.
El estudiante de periodismo de TEA Jonatan Dalinger que repudió y difundió los aberrantes dichos de Gustavo Cordera, entendió que es necesario romper el silencio. Urge que se corra el velo para visibilizar las violencias en amigos, padres, representantes gremiales, jefes, ídolos de rock, genios del cine, astros futbolísticos … los violentos conviven con nosotros y hacen estragos.
Hacer silencio destruye y nos empuja como sociedad, hacia al abismo sin retorno posible, porque los daños son irreparables.
Los dichos de Cordera dieron pie a una denuncia. «Vengo por medio de esta presentación a formular denuncia penal para que se investigue la posible comisión del delito previsto y tipificado en el artículo 209 del Código Penal como apología del delito por parte del señor Gustavo Cordera», indica el escrito que presentó el abogado Vadim Mischanchuk, abogado de la Asociación de Médicos Municipales.
Este mes conocimos a través del primer índice nacional de violencia de género, realizado por el colectivo #niunamenos, los datos concreto de este drama. El trabajo reveló que el 90 % de las 50 mil encuestadas sufrió algún episodio de violencia psicológica.
No es tarea fácil «desformatearse» de la data que tenemos cargada. Por eso ante un escenario hostil es aún más loable la lucha que han dado organizaciones feministas para instalan la discusión pública de este flagelo silenciado.
Existe una Ley de protección integral a las mujeres, es la 26.485, para erradicar la violencia y asistir a las víctimas pero, sin embargo, su efectividad puede resultar nula si no fijamos una clara posición ante los casos que involucran a un agresor que nos caía bien.
Como mujer y víctima de abuso sexual, me acerqué y recibí a víctimas de violencia de género para escucharlas y brindarles mi apoyo. En los últimos meses realicé coberturas y me acerqué a las protagonistas de los denuncias contra los músicos Cristián Aldana, Miguel del Popolo, el militante Matias Caccavo, los periodistas Dante Palma y Lucas Carrasco y el dirigente gremial de Sipreba: Patricio Klimezuk.
La premisa es no callar, sin miramientos y especulaciones. Ser canal de difusión para que fluya la información que es obstruida por los violentos que suelen tener redes de apoyo que hostigan y revictimizan a las denunciantes.
Sin ir más lejos el 20 de mayo realizaba una cobertura para la Radio Flash Violeta en el Obelisco, en el acto contra abusadores en el rock.
Cristián Aldana, músico y aún presidente de la Unión de Músicos Independientes, denunciado por abuso sexual y corrupción de menores llegó disfrazado de monja, el hábito que utilizaba para sus “fiestas perversas”. Mi instinto me llevó a caminar detrás suyo y preguntarle si no sentía como una provocación lo que estaba haciendo, el y su pareja nos llamaron repetidamente y con plena seguridad : “Feminazis”
Las advertencias , llamados desagradables, dedos acusadores y murmullos alrededor existen y cada vez más continuos pero el aporte en busca de una sociedad más equitativa no me lo quita nadie. No callo más.