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La trama secreta en la suspensión del fiscal Campagnoli

El salón principal del Hotel Plaza estaba colmado anoche con motivo de la cena anual de la Asociación de Magistrados. En la mesa central se ubicaba el presidente de la Asociación Luis María Cabral, flanqueado por Carmen Argibay y Elena Highton de Nolasco. Pasadas las diez de la noche a Cabral le sonó el celular con una novedad que él ya esperaba: finalmente había sido suspendido  el fiscal José María Campagnoli. Alejandra Gils Carbó había obtenido una de sus pocas victorias en un año de enormes frustraciones.

 

El dato es esencial para el opositor Cabral, dado que en abril lanzará su campaña para representar a los jueces en el Consejo de la Magistratura. Estas situaciones, así como también el caso de Daniel Rafecas en el Consejo –en el cual Cabral operó a favor del juez– le servirán de plataforma de campaña para ganar el apoyo de los sectores más conservadores del Poder Judicial.

 

La suspensión de Campagnoli fue coordinada por un hombre de La Cámpora que también pide pista en el ministerio de Justicia: Ernesto Kreplak, subsecretario de Coordinación y Control Registral de la cartera que conduce Julio Alak. Y casi no intervinieron Julián Álvarez o Eduardo De Pedro, las otras figuras del universo camporista que pisan fuerte en el área de los tribunales.

 

Para este grupo existen motivaciones adicionales a la intención de Campagnoli de investigar a Lázaro Báez.  En esa fiscalía atiende Ignacio Rodríguez Varela, que es secretario y prácticamente escriba de Campagnoli. Suele ganar todos los concursos para ser juez, pero su terna nunca es elegida por el Ejecutivo debido a dos antecedentes amargos: su padre fue ministro bonaerense durante la dictadura militar y él mismo fue funcionario en el Ministerio de Justicia de Gustavo Beliz, al comienzo de la era K.

 

La maniobra que definió la suerte de Campagnoli fue torpe: el fiscal comenzó a investigar de oficio la causa de lavado y se basó en el expediente de una fiscalía que él subrogaba, que se trataba de una deuda que tenía el financista Federico Elaskar y por la cual este venía recibiendo amenazas.  Eso alcanzó para que Campagnoli quisiera investigar un delito que no le compete, el lavado, dado que corresponde al fuero federal y Campagnoli es del ordinario.

 

Kreplak, a su vez, entiende que existía una coordinación permanente entre Campagnoli y el equipo de producción de Jorge Lanata en Canal 13, lo cual le permitía a estos últimos acceder al expediente y conocer medidas antes que los mismos implicados.  Esas pruebas, si es que existen, se verán recién en el jury de enjuiciamiento.


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