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La salida de drogas por los puertos

Por Norberto López Camelo*

Que la Argentina es una plataforma de salida de drogas hacia el exterior, no es ninguna novedad. El informe anual de la ONU la ubica como tercera “exportadora” de cocaína de Latinoamérica , después de Brasil y Colombia.  Con el “hallazgo” en una planta de Puerto Madryn  de cargamento de langostinos procedente de Mar del Plata,  donde se disimulaban 110 kilos de la preciada sustancia blanca lista para salir a España, vuelven a reavivar viejos fantasmas.

El envío de  drogas a través de los puertos del  país no es una novedad, es una metodología que viene desde hace muchos años, pero que no parece ser controlada. El puerto de Mar del Plata no tiene suficiente calado para que operen barcos de ultramar, pero algunas plantas de procesamiento, envasado, congelado o transporte de pescado, se han visto envueltas en resonantes casos de tráfico hacia el exterior.

Los puertos y su entorno siempre han magnetizado la atención del narcotráfico, ya sea por la vulnerabilidad de sus controles, la utilización del pescado como soporte de la introducción de cocaína en los cargamentos, y a veces como vía de salida en el caso de puertos profundos.

Algunos antecedentes del Puerto de Mar del Plata:

OPERACIÓN ANCHOAS: A mediados del año 1987 ciudadanos argentinos y españoles enviaron 50 kg de cocaína  en latas de anchoas desde el Puerto de Mar del Plata al Puerto de Filadelfia. Con el mismo “modus operandi” se repitió a principios de 1988 con 200 kg más. Finalmente el 7 de setiembre de ese año llegaba un cargamento de 1.117 kg de cocaína en el barco “Democracy” propiedad de esa banda narco, pero las autoridades estadounidenses ya lo estaban esperando e interdictaron el cargamento y efectuaron detenciones.

OPERACIÓN LANGOSTINO: En julio de 1988 fue interceptado un cargamento de langostinos en la localidad de Avellaneda, conteniendo 585 kg de cocaína procedentes de plantas de Mar del Plata y su destino era Estados Unidos. La carga se había desplazado por vía terrestre hasta al Gran Buenos Aires. La banda estaba compuesta por argentinos y un colombiano.

OPERACIÓN PEZ BLANCO: En junio de 2005, 520 kg de cocaína disimulados en merluza fueron secuestrados en el Puerto de Amberes, Bélgica, en tránsito hacia Hungría. El cargamento había sido preparado y salido del Puerto de Mar del Plata y despachadas por dos empresas portuarias: “Plancton” y “Ardapez”, ésta última otorgando el permiso de exportación. Por el caso fueron imputados un delegado gremial y dos empresarios pesqueros.

OPERACIÓN MERLUZA BLANCA:  En dos procedimientos del año 2006 vinculados con la misma investigación se pudieron localizar 203 kg de cocaína en un depósito fiscal de Villa Lugano (febrero)con destino a Valencia y 330 kg en el puerto de Buenos Aires, ambas camufladas en  cargamento de merluza con destino España. Tres ciudadanos marplatenses fueron imputados por la justicia como responsables de este intento.

El 10 de junio pasado, en la planta “Poseidón” de Puerto Madryn fueron encontrados “de casualidad” 110 kg de cocaína en un cargamento de langostinos que procedía de mar del Plata y que había sido transportado en camión. El destino era España. Por este delito no hay detenidos, y se dice que existe orden de detención para dos empresarios españoles que habrían despachado el pescado.

Lo cierto es que las medidas que se deben implementar para el control de la mercadería en Argentina brillan por su ausencia. La falta de control lleva a una impunidad absoluta  que permite la salida de lo que se pretenda sacar del país.  Si no es por una investigación concreta,  o por obra de las casualidades, lo que está para salir, sale sin más. En el puerto puede entrar un camión, salir cargado que seguramente nadie preguntará  qué lleva, aunque, como sabemos, haya presencia de  Aduana y SENASA.

El caso de Puerto Madryn nos presenta una trama confusa: la planta “Poseidón”, resulta ser propiedad de un ex estibador, que además posee otras plantas pesqueras y muchos se preguntan de dónde salió el dinero para convertirlo en empresario.

La Auditoría General de la Nación acaba de hacer público los graves inconvenientes en los puertos de Buenos Aires, Campana y San Lorenzo. Del relevamiento surgió que ninguna de las terminales cuenta con escáneres cuyo software permita diferenciar entre elementos orgánicos de inorgánicos. Es decir, no están aptos para detectar cocaína. Mientras tanto el  el pescado sigue siendo el socio  ideal para mimetizar droga y llevarla al exterior. En los puertos todos conocen la metodología pero los controles siguen siendo burlados.

En julio de 2012 Rafel Bielsa, en su carácter de  Presidente de la Comisión Interamericana contra el Abuso de Drogas (Cicad) de la OEA, inauguró en Buenos Aires una reunión hemisférica de expertos en narcotráfico marítimo. Sus resultados no los pude encontrar. Lo que recuerdo es que a poco de asumir Su Santidad Francisco I,  Bielsa renunció a la Sedronar y ésta se encuentra acéfala hasta la actualidad.

La anomia que se ha apoderado de nosotros, nos sigue sumergiendo en el desconcierto y brindando “menores riesgos” a narcos propios y  extraños, para sus operaciones físicas y financieras. El pronóstico dice mal tiempo y tormentas, pero la política está distraída y no parece escuchar.

*Ex Superintendente de Investigaciones de Tráfico de Drogas Ilícitas de la Policía Bonaerense.

 

 


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