Permanece paralizado en el Consejo de la Magistratura el trámite para iniciar el concurso destinado a cubrir el despacho que dejara vacante el renunciado juez federal Norberto Oyarbide. El problema de fondo es que existe una discrepancia importante entre Luis Cabral, representante de los jueces, y Juan Mahíques, representante del Ejecutivo.
Cabral pretende que la subrogancia temporal se cubra desde el Consejo de la Magistratura con un integrante de la lista bordó del gremio de jueces. Mahíques, que ya evidencia más abiertamente su cercanía a Daniel Angelici, tiene a otro candidato que ya vendría con aval del presidente de Boca y un padrino dentro de Comodoro Py: Daniel Rafecas.
El juez Cabral, que creía tener bajo su órbita a Germán Garavano observa ahora algunos arreglos con inquietud, como por ejemplo ese que teje Sandra Arroyo de Salgado para incidir en el futuro de la justicia federal de San Isidro y al mismo tiempo llegar a la Defensoría General de la Nación en reemplazo de Stella Maris Martínez, ladera de Alejandra Gils Cabró. Arroyo Salgado, en sus tiempo mozos fue defensora oficial.
Todavía no muestran sus cartas pero lo cierto es que hasta no resolver la disputa de la subrogancia el concurso no será efectivo. Es entendible: el concurso se va a estancar un largo tiempo (hay múltiples intereses cruzados) por lo cual la subrogancia es el premio más inminente.
Para el juzgado de Oyarbide traen sus candidatos el juez Ariel Lijo, que va a proponer a uno de sus secretarios que hoy en día trabajan en el sistema de escuchas delegado por la Corte; el camarista Jorge Ballestero, que también impulsa un colaborador y, producto de su reciente sinergia con el macrismo, el propio Rodolfo Canicoba Corral.
La clave es Ballestero porque este podría lograr apoyos tanto del kirchnerismo como del macrismo en el Consejo lo cual beneficiaría a su candidato.