La muerte de El Lauchón, un agente de la Secretaría de Inteligencia (SI) que cayó por los tiros de efectivos del Grupo Halcón que allanaron su casa en La Reja, poco antes de las 7 del martes 9 de julio, sigue caldeando los ánimos de sus compañeros, quienes claman venganza y juran represalias.
Pedro Viale recibió cuatro disparos cuando los comandos de la Policía Bonaerense entraron en su chalet, quince minutos antes de la 7, y derribaron la puerta, por orden del juez federal Juan Manuel Culotta. El Lauchón pudo disparar una vez e hirió en un pie a uno de los policías.
En la causa se investigaba si El Lauchón compraba y vendía terrenos fiscales en complicidad con un puntero político de la zona, que además tendría vinculación con una banda de narcotraficantes. En el expediente constaba que Viale era agente de la SI, por lo que llama la atención que el juez no hubiera buscado otra forma de arrestar al espía.
La semana pasada, el ministro de Justicia y Seguridad de la Policía Bonaerense, Ricardo Casal relevó del cargo al responsable de Narcotráfico de la fuerza, al considerarlo responsable del operativo que finalizó con la muerte de El Lauchón. El comunicado que se difundió el viernes dice:
«En relación al enfrentamiento armado de fecha 9 de julio de 2013 en el cual resultara muerto Pedro Tomás Viale y herido el oficial principal Ricardo Núñez de la Policía de la provincia de Buenos Aires, el ministerio de Justicia y Seguridad relevó al jefe de Narcotráfico, Superintendente Comisario General Marcelo Peña.
«Ello, atento a la responsabilidad funcional en la ejecución de las órdenes de allanamiento y detención dictadas por el Juez Federal de Tres de Febrero, Dr. Juan Manuel Culotta.
«Los procedimientos no contaron con la supervisión directa ni directivas del funcionario policial relevado tendientes a evitar el riesgo de vida del imputado y del personal policial interviniente».
Lo que el comunicado no aclara es que el Grupo Halcón depende directamente de Casal y del jefe de la Policía Bonaerense, quienes son los que deben autorizar su actuación. Por eso en la SI responsabilizan a esos funcionarios de la muerte de El Lauchón y consideran que se trató en rigor de “un mensaje” por la interna que se vive en el organismo, dividido en dos sectores irreconciliables. Uno es el que lidera Antonio Stiuso, alias Jaime, director general de Operaciones, al que El Lauchón reportaba. El otro bando es el de Fernando Pocino, director de Reunión Interior de la SI.
En la causa no consta que El Lauchón estuviera involucrado en el tráfico de drogas, sino que su rol dentro del grupo sería la compra de terrenos fiscales. De hecho en su domicilio no se secuestraron estupefacientes. Y la mayoría de los detenidos en los procedimientos que se realizaron ese mismo día recuperaron su libertad menos de 48 horas después.
Hace más de un año El Lauchón había sido acusado por Lorena Martins, hija de un proxeneta ex agente de la SIDE, de intentar asesinarla para que no denunciara a su padre, en medio de un conflictivo trámite de divorcio. Está claro que como espía siempre anduvo en terrenos resbaladizos.
El telón de fondo de la muerte de El Lauchón es el protagonismo cada vez mayor del nuevo jefe del Ejército, general César Milani, quien estuvo a cargo de la Dirección de Inteligencia de la fuerza, antes de ascender a su nuevo cargo. Milani fue denunciado ayer por los diputados Pino Solanas y Elisa Carrió de haber violado los deberes de funcionario público por haber realizado con el Ejército actividades de inteligencia interna, expresamente prohibidas por la ley.